Inspirado en ser diputado de oposición y convencido de que es un justiciero, Héctor Yunes Landa, el excandidato a gobernador de Veracruz, exigió al presidente López Obrador que pruebe sus acusaciones o en su caso dejar de calumniar a los ex directivos de Pemex, después de la serie de señalamientos por corrupción lanzados por el Ejecutivo Federal.

Como buen voz-cero de los diputados federales priistas, Yunes Landa sentencia que “la peor manera de combatir la corrupción es apuntalando la impunidad.”  Su corta memoria no le permite recordar los señalamientos de los afectados por las cajas de ahorro a los cañeros en Cardel, Veracruz.

Pero ahí no se detiene el lenguaraz legislador federal, repasa sus lecciones en la facultad de derecho diciendo que “el que acusa está obligado a probar; por eso, no podemos permitir que la denuncia sea sólo mediática para asegurar el reflector, y no se proceda contra quienes supuestamente cometieron este ilícito.” Será que ya olvidó, y por eso nunca presentó los videos, ni la denuncia formal, cuando acusó que el régimen de Javier Duarte de Ochoa financiaba a Cuitláhuac García Jiménez para que alcanzará la gubernatura del estado.

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¿Héctor hablando de buscar reflectores, pidiendo no calumniar, diciendo que no se golpeen a los partidos políticos de oposición, solicitando investigaciones por corrupción, señalando que Andrés Manuel continúa actuando como si siguiera en campaña, asegurando que todo es una simulación, un doble discurso para no perder adeptos?

Parece que el Héctor que dio la entrevista ayer al diario Reforma es otro. 

El Héctor del PRI en Veracruz es el de un político de ficción ligera, obsesionado en obtener poder a costa de lo que sea, pero despreocupado en utilizar maneras de altura para conseguirlo.

Acá en la aldea, se conoce al Héctor Yunes que sufre bastante del síndrome de la carreta vacía. Entre más vacía, más ruido hace.

Con esas perlas y la calidad moral del acusador, AMLO debe estar en jaque.

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