Un ciudadano de Bielorrusia acudió a un aparcamiento por la mañana y vio que su coche había chocado con otro. 

Las imágenes de vigilancia mostraron que la causa del accidente habían sido unos perros. 

Inspeccionó el coche y vio cables masticados bajo el cofre (capó), así como una mata de pelo de perro. 

Por la noche, una jauría entró en uno de los aparcamientos del patio. Uno de los perros callejeros se metió debajo del coche y, de repente, este arrancó y se puso en marcha.

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