La Policía Metropolitana de Londres protagonizó una escena digna de comedia británica durante la más reciente protesta propalestina: más de diez agentes detuvieron a un maniquí. Sí, un maniquí. El “sospechoso”, de plástico y sin antecedentes penales conocidos, sostenía un cartel con el mensaje: “Me opongo al genocidio. Apoyo a Palestine Action”, organización prohibida por el Gobierno británico desde julio pasado.

En el video, ampliamente difundido en redes, se observa cómo el despliegue policial—ideal para una redada, excesivo para una tienda de ropa—termina con los uniformados cargando al maniquí hacia una furgoneta oficial, mientras los manifestantes no pueden contener la risa ante la escena surrealista.

Aunque las autoridades no han explicado si el artefacto inanimado enfrentará cargos, el operativo confirma que, en Londres, ni siquiera los maniquíes están por encima de la ley.

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