Un hombre cenaba con sus dos hijos en su casa de Quingyuan (Guangdong, China) cuando fue sorprendido por un sismo. 

De inmediato, tomó al menor de ellos de la mano y se dirigió a la puerta de salida. El mayor los siguió, pero segundos después regresó a terminar su cena. 

Comió un poco, se llevó unos platos con él y salió corriendo. Su padre enfurecido lo obligó a devolver todo a la mesa. El pequeño glotón lo hizo, no sin antes comer un poco más. Finalmente, todos evacuaron a salvo.

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