Un niño de 10 años en Reino Unido ya no puede caminar y sus médicos no pueden explicar el porqué. Sus padres, en cambio, creen que su hijo desarrolló una rara enfermedad como secuela del covid largo.

Su nombre es Jacob Parish y no ha podido ir a la escuela desde marzo. Su padre se enfermó de COVID-19 por aquellas fechas y la familia cree que Jake también contrajo el coronavirus, aunque su prueba salió negativa.

Victoria Parish se percató de la condición de su hijo Jake cuando empezó a exhibir señales de fatiga. “Todos sus resultados decían que es un niño sano de 10 años, pero claramente no lo es”.

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Originarios de Grimbsy, una ciudad en el oriente de Inglaterra, la familia llevó a cabo su propia investigación y sospecha que Jake padece el síndrome de taquicardia postural ortostática (POTS, por sus siglas en inglés), una posible secuela del covid largo.

“Es muy difícil cuando tu hijo no está bien”, dijo la señora Parish a un medio local. “Ha sido como bajar por un agujero negro a gran velocidad y no puedes controlarlo”.

Luego de experimentar fatiga por unos días, Jake empezó a tambalearse con frecuencia. Dijo sentir mareos con facilidad, así como “hormigueos en las piernas y, a veces, en los brazos y las manos”.

“Después de una semana, nos dimos cuenta de que no estaba mejorando y fue entonces cuando empezaron las alarmas”.

Han pasado tres meses desde que Jake perdió la habilidad de caminar. La mayor parte del tiempo está en la casa, jugando con sus juguetes o viendo televisión.

Sus padres le ayudan a acostumbrarse al uso de la silla de ruedas. “Cuando se sentó en su silla de ruedas, ni siquiera quería salir a las tiendas porque la gente se detenía a mirarlo”, dijo su madre.

Aunque al principio tuvo mucho miedo, algunos medicamentos que le han recetado han contribuido a su mejorar su estado de ánimo: “Ha estado tomando estas nuevas tabletas durante dos semanas y han marcado una gran diferencia”, dijo la señora Parish.

“Es mucho más brillante en sí mismo y es bueno verlo, no ha sido Jake durante algunas semanas”.

El síndrome de taquicardia postural ortostática es un trastorno que afecta a adolescentes y que suele atacar el sistema nervioso autónomo. Éste controla las funciones involuntarias del cuerpo, tal como la frecuencia cardíaca y la presión arterial.

En los últimos meses, científicos han observado este trastorno en algunos pacientes con secuelas de COVID-19.

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