A una semana de la entrevista que los duques de Sussex, el príncipe Harry y Meghan Markle, brindaron a la estadounidense Oprah Winfrey, en la que denunciaron entre otras cosas racismo dentro de la casa real británica, la revista francesa de humor satírico Charlie Hebdo se metió en la polémica con una tapa que muestra a la reina Isabel enojada y violenta.

Vestida de amarillo, con el rostro como endemoniado y pelos en las piernas, la monarca aparece en la portada asfixiando a la esposa de su nieto menor, quien está embarazada, con su rodilla, comportamiento que también generó el repudio de mucha gente porque hace alusión al asesinato por asfixia del afroamericano George Floyd el año pasado en manos de un policía de Estados Unidos.

El título que acompaña a la última edición de la revista dice: “Por qué Meghan renunció a Buckingham” y además incluye un globo de diálogo que proviene de la duquesa y que aclara: “Porque ya no podía respirar”.

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Si bien la revista suele publicar tapas así de controversiales, de hecho fue blanco de un ataque terrorista en 2015 por mostrar caricaturas del profeta Mahoma, desde el Reino Unido repudiaron la tapa. Halima Begum, directora de Runnymede Trust, un grupo de expertos en igualdad racial, dijo que estaba “mal en todos los niveles” y se preguntó en un posteo de Twitter: “¿La reina como el asesino de George Floyd aplastando el cuello de Meghan? ¿Meghan diciendo que no puede respirar?”.

“Esto no traspasa los límites, no hace reír a nadie ni desafía el racismo. Degrada los problemas y causa ofensas en todos los ámbitos”, dijo de acuerdo con lo publicado por el diario The Guardian.

La reacción de la revista francesa llega en el cierre de una semana en la que varios miembros de la realeza salieron a responder a la entrevista de los duques, quienes desde hace meses viven en California, tras renunciar a sus obligaciones y títulos nobiliarios en un intento por desprenderse de la corona.

Además de denunciar racismo, en particular la preocupación de varios miembros de la monarquía por el color de piel del primogénito de Harry (36) y Meghan (39), quien es hija de una afroamericana, la exactriz estadounidense confesó que no se sintió a gusto en sus meses en el Palacio, que tuvo un entredicho con la esposa de su cuñado que la hizo llorar, que en varias oportunidades fue maltratada por funcionarios de la casa real y que hubo momentos en los que ya no quería seguir con vida.

Una de las primeras en hablar tras las confesiones fue la reina Isabel II, de 94 años, quien aseguró tomarse “muy en serio” las acusaciones de racismo y se comprometió a que sean tratadas “por la familia en privado”. Sin embargo dejó en claro que “los recuerdos pueden variar” en función de las personas.

Por su parte el hermano de Harry, William (38), segundo en la línea de sucesión, afirmó que la familia real británica no es racista. “No somos una familia racista en absoluto”, aseguró días atrás mientras recorría una escuela de un barrio multirracial del este de la capital junto a su esposa Kate. Asimismo William indicó que aún no habló con Harry desde la difusión de la entrevista el domingo pero dijo tener la intención de hacerlo, lo que algunos interpretaron como la confirmación del alejamiento entre los dos hermanos.

Antes su padre, el heredero al trono, el príncipe Carlos, de 72 años, había respondido únicamente con una risa nerviosa cuando le preguntaron al respecto durante una visita a una iglesia africana de Londres convertida en centro de vacunación contra el Covid-19.

El mano a mano de los duques con Winfrey recordó a una entrevista concedida en 1995 a la BBC por la madre de Harry y William, la princesa Diana, quien reveló desde su bulimia hasta las infidelidades en su matrimonio y que provocó un escándalo de iguales o mayores proporciones.

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