En sus primeras palabras en Chile, el papa Francisco quiso pedir perdón y dijo sentir “dolor y vergüenza” por “los daños irreparables” causados a los niños víctimas de los abusos sexuales por parte del clero chileno.

En los días previos a la visita se ha reavivado la polémica de los casos de pederastia en la Iglesia y desde diferente sectores se había pedido un gesto del pontífice argentino con las víctimas de los abusos.

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