La noche del martes 16 de mayo, el príncipe Enrique y su esposa, Meghan Markle, acudieron a una ceremonia de Ms. Foundation For Women en donde la actriz sería galardonada. A la premiación también asistió la madre de Meghan, Doria Ragland. Tras el acto, los tres se subieron a una camioneta que fue escoltada por la policía. Ahí comenzó una pesadilla que se extendió por dos horas y que, seguro, trajo horribles recuerdos al hijo de Diana de Gales.

Según un portavoz de la familia, inmediatamente comenzó una persecución automovilística, calificada de “casi catastrófica”, provocada por unos paparazi “muy agresivos”. La verdadera cacería provocó varias colisiones colaterales y puso en riesgo la vida de peatones en distintos puntos de Nueva York. Dos agentes de la policía fueron testigos de lo ocurrido, agregó el vocero.

El medio estadounidense TMZ, especializado en noticias de farándula, entregó más detalles de lo sucedido: en un intento desesperado por burlar a los fotógrafos, la camioneta que transportaba a Enrique, Meghan y Doria, paró y los tres se subieron a un taxi. Aparentemente, los policías intentaron burlar a los paparazi conduciendo en otra dirección.

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Los cazadores de imágenes se transportaban en media docena de vehículos con las luces apagadas. Además, se subieron a la acera, pasaron semáforos en rojo y condujeron contra el tránsito en su afán por conseguir una imagen.

El portavoz de la pareja dijo que si bien “ser una figura pública conlleva un mayor nivel de interés, nunca debe ser a costa de la seguridad de nadie. La difusión de estas imágenes, dada la forma en que se obtuvieron, alienta una práctica altamente intrusiva que es peligrosa para todos los involucrados”.

Imposible no recordar que en 1997, la madre de Enrique, Diana de Gales, murió en un accidente tras ser perseguida por paparazzis en París.

Por si no fuera suficiente, la pareja vivió un episodio desagradable horas antes. La madrugada del lunes, la policía de Santa Bárbara, en California, recibió una llamada por la presencia de un hombre rondando la propiedad que tienen en el lugar Enrique y Meghan. Los vigilantes privados retuvieron a un hombre de 29 años, quien fue entregado a la policía, acusado del delito de acecho. Tras pagar una fianza de 2.500 dólares, el sospechoso fue dejado en libertad.

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