La VIII Cumbre de las Américas, cuyo tema central será la “Gobernabilidad democrática frente a la corrupción”, tendrá en Perú, su anfitrión, un ejemplo paradigmático de la devastación política, social y económica que esas prácticas causan en la región.
Muy pocos hubieran imaginado el 11 de abril de 2015, cuando Lima fue elegida como sede de la mayor reunión de líderes continentales, que el país llegaría a la cita en pugna por salir de una profunda crisis de gobierno y con toda la clase política en entredicho, fruto de las masivas prácticas de soborno y corrupción que se revelaron con el estallido del escándalo de Lava Jato.