Decidido. Emilia Clarke ya no va a posar en más selfies con sus fans. Así lo ha revelado la propia actriz en el podcast Table Manners, en conversación con la cantante británica Jessie Ware, el pasado fin de semana. Una decisión que se debe, según ha dado a conocer, a un ataque de ansiedad que sufrió en un aeropuerto hace un tiempo y que la hizo desbordarse ante un admirador.

“Estaba caminando por el aeropuerto cuando, de repente, comencé a sentirme mal, me estaba dando un ataque de ansiedad debido a mi agotamiento general”, contó la protagonista de Juego de Tronos, de 33 años. “Estaba sola, hablando por teléfono con mi madre y le dije llorando: ‘No puedo respirar, no me encuentro bien’. En ese momento, estaba llorando a lágrima viva y un chico se me acercó preguntándome si podíamos hacernos un selfie. Yo no paraba de decirle que lo sentía, pero que no podía respirar. Ha sido por momentos como esos, en los que no sé cómo reaccionar”.

Tras el agobio que sintió en aquel momento, del que no aclara cuándo ni dónde fue exactamente, Clarke decidió que no volvería a fotografiarse con la gente, porque muchas veces las personas buscan la foto rápida y no son capaces de mirar más allá y buscar siquiera una interacción con su ídolo. Durante la entrevista, la intérprete de Last Christmas también recordó que, en otra ocasión, un fan la despertó en un avión porque quería una foto con ella. Esa falta de sensibilidad hizo a Clarke replantearse muchas cosas. “Cuando alguien me pide una foto quiero poder proporcionarle lo que busca. He estado tratando de encontrar cómo puedo hacerlo sin sentir que mi alma está completamente vacía”, dijo.

Por ello, la conocida como Madre de dragones por su papel de Daenerys Targaryen en Juego de Tronos admite que ahora busca una interacción mayor con sus seguidores, a los que quiso mandar un mensaje tranqulizador asegurándoles que seguirá firmando autógrafos a todo el que se lo pida, ya que considera que esa relación es “más cercana y una oportunidad de mantener una breve conversación que resultaría más satisfactoria que una simple foto”.

Con esta decisión, Emilia Clarke se une a una larga lista de famosos que se han declarado en pie de guerra con aquellos seguidores que solo buscan la foto para presumir. Es el caso de Chris Pratt, Jennifer Lawrence o Amy Schumer. Hace unos años, el actor de Guardianes de la Galaxia reveló que se había convertido en un “economista del tiempo”. Es decir, si quiere salir a la calle y hacer cosas normales, tiene que decepcionar a aquellos que quieren una foto con él porque se niega. “Esto no va sobre disfrutar el momento sino sobre presumir del momento más tarde. Entonces les digo que si no prefieren un apretón de manos”, dijo en una entrevista, aunque reconoció que no era muy estricto y muchas veces acababa posando para la foto.

Lawrence es más directa y admite que se vuelve “grosera y maleducada” cuando alguien la interrumpe para hablar, hacerse una foto o pedirle un autógrafo. “Una vez que entro en un lugar público me vuelvo increíblemente grosera. Me convierto en un profundo agujero. Esa es mi única forma de defenderme. Llevo a mi perro al parque todos los días, a Central Park [Nueva York], y tan pronto como llegamos a la entrada estamos fastidiados porque se acerca todo el mundo”, contó en una entrevista con Variety. “Creo que la gente, los extraños, piensan que somos amigos porque soy famosa y sienten que me conocen. Pero yo no les conozco”, reflexionaba la actriz de Los juegos del hambre en otra ocasión para el diario Daily Telegraph.

Antes de soltar unas malas palabras, el actor Mark Hamill prefiere tirar de imaginación. Conocido por interpretar a Luke Skywalker en La guerra de las galaxias, el intérprete fue visto el pasado martes en el aeropuerto de Nueva York montado en una silla de ruedas, con su perro en su regazo y la cara prácticamente oculta bajo un gran sombrero negro. Precisamente fue uno de sus seguidores quien le hizo una fotografía y, preocupado, le preguntaba en Twitter si estaba todo bien. Hamill no tuvo más remedio que confesar que era una estrategia para pasar desapercibido entre los fanáticos que muchas veces le paran para pedirle autógrafos.

Amy Schumer también decidió cortar de raíz después de una mala experiencia con un hombre que no dejaba de grabarla. “No, esto es América y nosotros te pagamos”, dijo el hombre cuando la actriz le pidió que parara su grabación. La intérprete de la película Y de repente tú quiso devolvérsela a su acosador y le hizo una fotografía para subirla a su cuenta de Instagram —donde tiene más de 9,4 millones de seguidores— denunciando la situación. “No me haré más fotos con nadie y la culpa es de este tío de Greenville”, escribió entonces la actriz.

Quien desde hace años niega las fotos a sus fans es Justin Bieber, aunque el canadiense tuvo el detalle de avisar a todos a través de su cuenta de Instagram, donde acumula más de 123 millones de seguidores. “Si me veis por ahí, sabed que no voy a hacerme una foto. He acabado con eso. Ha llegado a un punto en el que la gente ni siquiera me dice ‘hola’ o me reconoce como una persona, me siento como un animal de zoo y quiero ser capaz de conservar mi cordura”, escribió el artista en mayo de 2016. Una polémica decisión que vino poco después de anunciar que tampoco recibiría a sus admiradores antes de los conciertos, ya que tras dichas reuniones, dijo, acaba exhausto y sentía demasiada presión por cumplir las expectativas de la gente, en su mayoría fans que habían pagado miles de euros por compartir unos minutos con su ídolo.

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