Enfrentémoslo: la masturbación en efecto puede ser divertida, pero a muchos padres les resulta incómodo hablar al respecto con sus hijos. Los padres y los niños a veces tratan de resolver sus dudas y preocupaciones con el pediatra, pero hay sorprendentemente poco contenido educativo disponible en la literatura pediátrica. Además, según una encuesta informal de colegas pediatras, parece haber mucha variación respecto de mencionar el tema entre los médicos.

Si revisamos los informes de los encargados de guarderías y los padres, dijo Debby Herbenick, profesora de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Indiana, es muy común ver observaciones sobre niños que tocan sus genitales o inician juegos con sus compañeritos en los que se tocan. Esos informes disminuyen drásticamente con los niños ligeramente mayores, comentó, de los que están a punto de cumplir 5 años en adelante.

“Los niños lo mantienen en secreto”, dijo Herbenick; en estudios en los que se les pidió a estudiantes universitarios que recordaran su comportamiento sexual en la infancia y la adolescencia, muchos recuerdan haber participado en este tipo de actividades desde los 5 hasta los 9 años. Todavía lo hacen, pero han aprendido a no hablar del tema.

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“En verdad es normal; podríamos hablar más sobre eso para que se normalice entre los padres”, dijo Elizabeth Erickson, profesora adjunta de Pediatría en Duke, autora de un artículo acerca de cómo los pediatras pueden ayudar a las familias a entender la masturbación.

En la etapa de la infancia temprana, señaló, los niños pequeños descubren que “es una parte de su cuerpo que se siente distinto cuando la tocan”.

Esta a menudo es la etapa en la que aprenden a ir al baño, ya que se pone mucha atención en esa zona, antes cubierta por el pañal, y se anima a los niños a quitárselo si es necesario.

“Los padres informan que los niños tocan sus genitales cuando están aburridos o cuando se estimulan”, comentó. Los niños quizá se froten con peluches, sábanas o el descansabrazos del sofá, dijo.

“Es muy normal que los niños pequeños, los niños mayores, los adolescentes y los adultos toquen sus genitales; de hecho, hay imágenes de fetos en las que se observa que tocan su pene o vulva”, agregó Leslie M. Kantor, profesora de la Escuela de Salud Pública de Rutgers. “Nos confundimos culturalmente con la idea de que los niños pequeños tocan sus genitales porque les gusta la sensación”, como sucede con otras experiencias sensuales, como quitarse la ropa y correr por donde está un aspersor, pero los padres lo interpretan como algo abiertamente sexual.

Por eso los padres de estos niños pequeños a menudo se preocupan, dijo Erickson. Quizá lleguen a la conclusión de que es un comportamiento aprendido, quizá una señal de abuso, en vez de una parte orgánica y normal del desarrollo.

Aunque los pediatras tranquilizan a los padres diciéndoles que este comportamiento no es patológico, no siempre sugieren cómo manejarlo, comentó. Si los niños muy pequeños se masturban en un lugar muy público, dijo Erickson, los padres pueden intentar redireccionar el estímulo. No hacer un gran escándalo, simplemente ofrecer una distracción y una alternativa para concentrar ahí la atención del niño.

A los niños mayores, sugirió explicárselos: “Eso está bien, pero es algo que hacemos en privado”. Bonnie J. Rough, autora de Beyond Birds and Bees, sugiere que los niños desarrollarán una idea de privacidad por sí mismos, y los padres deben tener cuidado de no enviar el mensaje sutil de que la masturbación es vergonzosa.

En la pubertad y la adolescencia, la masturbación se relaciona de manera mucho más directa con el desarrollo de la sexualidad y el deseo de satisfacción sexual.

Los padres a menudo piden consejos sobre sus hijos, dijo Erickson. “Hay algunas personas a las que les han enseñado que hay un límite sobre la normalidad del tema y que puede convertirse en algo anormal o patológico a partir de cierto punto; que pueden lastimarse o que hay algún limite desconocido que es poco sano atravesar”.

Hablar con adolescentes sobre la masturbación puede relacionarse con hablar sobre pornografía, y acerca de lo que quizá hayan visto en internet, pues hay evidencia de que la mayoría de los niños han estado expuestos, a menudo sin querer, a imágenes sexuales.

Los padres pueden aprovechar la oportunidad para comunicar sus propios valores, dijo, y eso implica reflexionar con anticipación sobre el mensaje que quieren transmitir y ponerse de acuerdo respecto de sus creencias. “En otras áreas, desde una edad temprana les decimos a nuestros hijos: es importante que hagas la tarea y aprendas”, dijo Kantor. “Con el sexo, la tendencia es decir: ‘Ay, Dios mío. Vi el historial del navegador en mi laptop y aparece Pornhub’”.

Aunque hay mucha evidencia de que las adolescentes se masturban, “dejamos a las niñas casi por completo fuera de esta conversación”, señaló Erickson.

Rough dijo que los padres “no deberían tener miedo de decirles a sus hijas que está bien tocarse, que son cosas positivas, saludables y normales que, de hecho, pueden ayudar a comunicarse con una pareja y disfrutar la vida sexual”.

Sin importar qué parte de la conversación se sientan listos para tener con sus hijos, cuando hablan con adolescentes, el mensaje para los padres siempre es el mismo: sigan hablando.

“Siempre tienes la oportunidad de regresar al tema y proporcionar información adicional”, dijo Kantor.

No obstante, ¿cuáles son las ocasiones en las que los padres de verdad deben preocuparse por la masturbación? Si involucra a otros niños sin su consentimiento, dijo Erickson, claramente es un problema. En un niño pequeño, la masturbación muy persistente que no puede redirigirse quizá sea una señal de estrés de algún tipo, o un posible caso de abuso (y también vale la pena ver si hay algún problema médico que causa irritación o comezón).

Además, si a los niños les cuesta mucho trabajo entender qué es apropiado hacer en público y qué no, a medida que crezcan eso quizá también sea señal de otras dificultades sociales o del desarrollo neuronal; este puede ser un gran problema para los niños que están en el espectro del autismo, quienes tienen problemas con todo el rango de pistas y reglas sociales. Al crecer, el comportamiento sexual en contextos inapropiados o la infracción de límites sociales, puede hacer que estos niños tengan problemas en el ámbito social e incluso legal.

El “límite superior de lo normal” para los adolescentes serían casos en los que la masturbación comience a interferir con la vida diaria, dijo Kantor, o si involucra objetos que posiblemente puedan causarles lesiones. Si la irritación es un problema (ahórrenme los chistes; ya me los sé todos), denles humectante o lubricante y no hagan un escándalo al respecto.

Lo más importante es que los padres deben recordar que, con la excepción de esos casos poco frecuentes, se trata de una actividad sexual normal, estándar, saludable y completamente libre de riesgos.

“Puede ser una buena manera de conocer tu propio cuerpo”, dijo Kantor. Aunque los padres quizá quieran agregar: “Pero, por favor, no te encierres en el baño una hora”.

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