Zoólogos señalan que cerrar puertas en el hogar altera la percepción de control territorial de los gatos, un rasgo central en su comportamiento. Estos animales necesitan acceder a todos los rincones que consideran parte de su dominio; cuando una puerta se cierra, interpretan que algo relevante sucede detrás o que su territorio ha sido restringido sin explicación.

Por ello, muchos gatos maúllan o rascan para que se les abra. Una vez que obtienen acceso, suelen entrar, inspeccionar rápidamente y salir de inmediato. No buscan necesariamente permanecer en la habitación, sino verificar que su entorno sigue bajo su control.

De acuerdo con especialistas, este comportamiento forma parte de su instinto de vigilancia y seguridad, heredado de los felinos salvajes que dependen del reconocimiento total de su territorio para mantenerse a salvo.

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