El emperador Akihito, el primero en abdicar en dos siglos, dentro de la monarquía hereditaria más antigua del mundo, quien a sus 85 años considera que su edad y su salud merman sus habilidades para desempeñar sus actividades oficiales, ofreció palabras de gratitud en su último discurso como parte de la ceremonia para marcar su abdicación.
En una ceremonia realizada en el Palacio Imperial de Tokio, el emperador japonés dio su último discurso a la gente en su papel actual, ya que se ha previsto que renuncie a última hora de este martes al trono, poniendo fin a la era Heisei (consiguiendo la paz).
Desde que ascendí al trono hace 30 años, he desempeñado mis funciones como emperador con un profundo sentido de confianza y respeto por la gente, y me considero afortunado de haber podido hacerlo. Sinceramente, agradezco a las personas que me aceptaron y apoyaron en mi papel como símbolo del Estado”, mencionó Akihito durante su discurso.
El emperador manifestó su deseo sincero, junto con la emperatriz, de que la Era Reiwa, que comienza este miércoles, será estable y fructífera, además de señalar que reza con todo su corazón por la paz y la felicidad para todas las personas en Japón y en todo el mundo.
Los efectos físicos y mentales del envejecimiento me impedirían seguir desempeñando mis funciones de emperador simbólico con la máxima dedicación, como hasta ahora”, indicó Akihito al anunciar su voluntad de abdicar en favor de su hijo Naruhito en un mensaje transmitido en agosto de 2016.
La antigua Ley de la Casa Imperial, promulgada durante la era Meiji, y la actual promulgada tras la Guerra, establecen que el emperador ocupará el trono hasta el final de su vida, por lo que fue necesario que el Parlamento nipón creará una ley especial para permitir la abdicación del actual monarca.
De esta manera, a sus 85 años y tras 30 años de reinado, Akihito dará un paso al lado para permitir la llegada de su hijo mayor, Naruhito, al trono del Crisantemo.
De acuerdo con la tradición imperial japonesa, tras su muerte, Akihito de Japón será llamado emperador Heisei, pero como anunció la Casa Real japonesa, hasta ese momento y después de la abdicación tanto él como su esposa, la emperatriz Michiko, usarán el título de emperadores eméritos.