Si Netflix hubiera podido existir en los años 60, A sangre fría de Truman Capote sería una de sus series estrella. La plataforma vuelve a generar conversación en todo el mundo gracias al género del true crime (reconstrucción de crímenes reales) con el estreno de A los gatos, ni tocarlos: Un asesino en internet.

Aquí pueden encontrar algunos puntos que explican el nuevo éxito de Netflix, dirigido por el director de documentales Mark Lewis, responsable de Silk Road (2015), también centrado en los entresijos de la dark web.

¿Qué es?

Los gatos encarnaban a dioses en el Antiguo Egipto y también lo hacen en la era de internet. Teniendo en cuenta que muchos de los contenidos de Netflix los dictan los algoritmos y las tendencias en redes, A los gatos, ni tocarlos tenía todas las papeletas para ser un éxito en su catálogo.

Este relato estadounidense dividido en tres episodios comienza con unos escabrosos vídeos publicados en 2010 que contienen violencia extrema contra estos animales (y que no se muestran en el documental). Un grupo de adictos a Facebook, amante de los animales y escandalizado por su contenido, se propone encontrar a la persona que está detrás de las grabaciones. Sus miembros inician una investigación virtual. Y lo que se encuentran va mucho más allá.

“Si alguna vez desaparezco, contactad con esta gente y ya luego con la Policía. Estos dos saben lo que hay que hacer”. Deanna Thompson y John Green son los detectives aficionados que persiguen al asesino investigando en internet.

 Vale, quiero un poco de spoiler: ¿cuánto más allá va lo que descubren?

Lo que ocurre forma parte de la crónica negra canadiense publicada en medios de comunicación de todo el mundo, así que técnicamente no es spoiler. Pero, aunque solo desvelamos parcialmente la trama, puedes saltar al siguiente epígrafe si lo deseas.

Tras la aparición de los primeros vídeos de asesinatos de gatitos, varios usuarios crean grupos de Facebook para dar caza al responsable. Llevan nombres como Find the Kitten Vacuumer… For great justice (“Encuentra al aspirador de gatitos para que se haga justicia”, en referencia a la forma macabra de matarlos). Algunos de esos grupos siguen existiendo, casi diez años después.

Dos de estos detectives virtuales, Deanna Thompson y John Green (aparecen en el tuit de arriba), sirven de narradores principales de la serie. En su búsqueda, repasan las imágenes al milímetro hasta encontrar pistas de la localización y la identidad del sospechoso. Analizan la forma de los enchufes, el diseño de los paquetes de tabaco, la marca de la aspiradora usada como arma homicida…

Pronto descubren que el autor de los hechos está al tanto de su investigación y que les lanza pistas a través de las redes sociales. Hasta que eleva la apuesta. En un momento dado, les envía el enlace a un vídeo en el que se ve cómo apuñala a un hombre con el que ha quedado a través de una web de contactos. Se trata de un asesino en serie. Uno que les hace ver que sabe dónde viven.

Los internautas solo querían defender a unos gatitos y se han metido en un buen lío. En este momento, el crimen real alcanza niveles propios de un thiller de David Fincher.

¿Quién es el asesino?

La identidad del asesino está en las hemerotecas, pero, de nuevo, si no quieres spoilers puedes saltar al siguiente párrafo.

En el juego que plantea el psicópata a los internautas, no oculta su identidad, pero sí su paradero. Se trata del canadiense Luka Rocco Magnotta, entonces un veinteañero aspirante a actor y modelo con una enorme huella digital. Sus ansias de fama le llevan a enviar por correo un paquete con partes del cuerpo de su víctima humana al despacho del mísmisimo Justin Trudeau. El hombre asesinado es el estudiante chino residente en Canadá Lin Jun.

El deseo de Magnotta, capturado en 2014, es el de entrar en el club de Ed Kemper, Son of Sam, Ted Bundy y otros célebres asesinos en serie. Y, para qué negarlo, en cierto modo lo ha conseguido. Vas a desear que la trama de la serie Mindhunter avance unas cuantas décadas en el tiempo para que sus protagonistas entrevisten a Luka Rocco Magnotta.

Porque hay muchos más matices incluidos en la serie. Los giros de guion hasta el desenlace final de esta historia son tantos que la trama parece tener forma de espiral. Lo que no cuenta el documental es que Magnotta está casado desde 2017 con otro preso y escribe decenas de cartas públicas desde su celda en busca de atención. En ellas, para quien quiera creer en su palabra, explica que su vida entre rejas es similar a la de un spa, contaba en 2015 el diario Toronto Sun.

¿Voy a encontrarme con imágenes gráficas de asesinatos a gatos o personas?

Ninguno de los vídeos que impulsan la trama de esta serie aparece al completo en ella. El director lo solventa haciendo que la narradora Deanna Thompson los describa. Solo hay algún plano de cadáveres de animales, aunque para algunos espectadores es suficiente para decir que el documental incluye imágenes altamente desagradables.

¿Pero todo esto dónde ha ocurrido?

Como si se tratara de una película de James Bond, Jason Bourne o Misión Imposible, las localizaciones de este relato se extienden por varios puntos del mundo. Los investigadores aficionados Deanna Thompson y John Green y sus ordenadores se encuentran en Estados Unidos. El asesino reside en Canadá, primero en Toronto y luego en Montreal, y pasa por París y Berlín en su huida a través de Europa.

¿De qué va realmente la serie?

Además de apelar al morbo básico, como ocurre en general en el true crime y en las crónicas de sucesos, la serie plantea otras preguntas al espectador. Cuenta los primeros pasos de la comunidad digital (el relato comienza en 2010 y Facebook se lanzó internacionalmente entre 2006 y 2008). También analiza la obsesión por la fama de la sociedad actual y la forma en la que el cine, la televisión y la literatura glamurizan la figura del psicópata y el asesino en serie.

De hecho, A los gatos, ni tocarlos no elude las preguntas: ¿acaso protagonistas, creadores, analistas y espectadores de esta serie no estamos dando al asesino justo lo que quiere? ¿No formamos parte de la cadena de acontecimientos que provocaron la muerte de Lin Jun?

¿Qué dice la crítica?

La serie de Netflix ha gustado más a los espectadores que a los medios. Según la web Rotten Tomatoes, que recopila reseñas de contenidos audiovisuales, alcanza un 84% de notas positivas por parte de los espectadores y solo un 63% de los críticos especializados.

“A la serie le cuesta construir un mensaje unificado y pinta un retrato inconsistente de los narradores y del asesino”, lamenta Mashable.

“Si se trata de deconstruir la psicología de un asesino de internet, la serie es una de las entregas de true crime más convincentes que ha estrenado Netflix hasta la fecha”, defiende Salon.

The Guardian muestra preocupación por el que es uno de los temas centrales de A los gatos, ni tocarlos. “Inquieta profundamente que un hombre que cometió un crimen horrible solo para ganar notoriedad haya sido sacado de la oscuridad para ser celebrado en un programa de Netflix”.

También lo dice Benjamin Xu, el mejor amigo de la víctima, en un momento de la serie: “Lo realmente triste es que todo el mundo está hablando del asesino y nadie ha recordado nunca a Jun. Eso no es justo para mi amigo. No se merece eso”.

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