En el Medievo los señores feudales no solo eran propietarios de la tierra, sino también de los campesinos que la trabajaban; estos siervos de la gleba eran cuasiesclavos, sin derechos más que los que les quisiera conceder su dueño. En Rusia, en la época zarista, este sistema, que privaba a los campesinos de la libertad de trabajo, es decir, de abandonar la tierra, se extendió hasta ya mediado el siglo XIX. En 1861 fue eliminado. Pero hasta aquel año, las tierras se vendían junto con los campesinos que las poblaban.
Aquella época es la que parece haber inspirado a un empresario ruso de la fría región de Krasnoyarsk, quien a principios del mes pasado publicó un anuncio en el portal de venta de propiedades move.ru en el que ponía a la venta la aldea de Vasílievka, en el distrito de Idrínskoye, ubicado en el sur de esa provincia siberiana de 2,8 millones de habitantes y a unos 4.100 kilómetros de Moscú.
El texto especificaba que la aldea “cuenta con infraestructura compuesta de líneas eléctricas y de teléfono, además de cañerías de agua, con una torre de 300 metros cúbicos”. Recordaba, además, que el distrito de Idrínskoye le había otorgado “5.000 hectáreas de tierra en usufructo indefinido, de ellas, 1.250 en cultivo”.
El empresario asegura que en ella se ha construido además un complejo agropecuario, una granja de gansos, un complejo para cereales con depósito de 32 toneladas, garajes y zona de reparaciones. “Excelente lugar para la caza y la pesca”, afirmaba, agregando que lo vende a bajo precio. Por el paquete, que incluye las 45 casas de los habitantes de la aldea, el empresario pedía 20 millones de rublos (unos 289.000 euros).
El canal ruso NTV contactó con el empresario, que no quiso revelar su identidad, y le preguntó por teléfono si la gente de la aldea estaba incluida en el paquete. “Por supuesto; viven allí, pero son libres”, fue la respuesta. Preguntado si se podía echar a los habitantes, contestó: “El dueño manda. Compre y después haga lo que quiera”.
Los campesinos de la aldea están preocupados por su futuro, recoge el diario digital Krasnoyarskmedia, y lo que más temen es que el nuevo terrateniente les prive de los lugares donde siegan la hierba, porque eso significaría que no podrían alimentar a los animales domésticos que tienen y de los que en gran parte dependen sus vidas. El jefe del Comité de Investigaciones de Rusia, Alexandr Bastrykin, se ha hecho eco de la inquietud de los aldeanos y ha ordenado estudiar el caso.
La aldea está en manos privadas desde los años noventa; en esa época se designó una partida del presupuesto estatal para atraer habitantes a la aldea. El encargado de cumplir este programa fue el Combinado Agroconstructor de Minusinsk, cuyo director, más tarde, obtuvo las tierras en usufructo indefinido.
Cómo se convirtió el director en dueño de esas tierras es un misterio sin aclarar. Se podría explicar solamente por el desorden, caos y corrupción de la primera época de la Rusia independiente. El empresario sostiene que los habitantes de la aldea habrían firmado los documentos por los que cedían sus propiedades. Pero el jefe del departamento de bienes raíces del distrito de Idrinsk, Alexéi Krashnikov, asegura que el empresario nunca compró la aldea y que ha ignorado las nuevas normas introducidas en el Código de Tierras.
Para los habitantes de Vasílevska, la esperanza es que la Fiscalía tome cartas en el asunto y compruebe la legalidad de la venta y si realmente el empresario en cuestión tiene los derechos de propiedad sobre el conjunto de la aldea. Él así lo afirma, pero la Administración de Idrínskoye lo niega.