Hasta parece broma. Resulta que en las últimas fechas los medios y algunos comentaristas políticos difunden que la construcción de un puente, allá por el rumbo de Las Animas, es el mayor problema de la capital  de  Veracruz.

Sorpresivamente salió un salvador “el Negro que no se raja”. Víctor Rodríguez Gallegos, quien hizo su debut en el gobierno de Javier Duarte, cuando llegó como director administrativo con Marcelo Montiel, el exsecretario de desarrollo social y allegado al candidato priista Pepe Yunes, es el hombre que Xalapa necesita para resolver los problemas de la capital del estado.

Lo que muchos olvidan y pocos saben, es que este personaje, siempre pegado a los dineros públicos, está involucrado en las investigaciones de las “empresas fantasma” que realiza el Servicio de Administración Tributaria (SAT).

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Sobre su espalda hay una investigación sobre los recursos desaparecidos de la Sedesol en 2015 sustraídos de programas para apoyo de zonas marginadas y el de 65 y Más, retirados por trabajadores de la delegación, mediante tarjetas bancarias en cajeros de varias partes del estado.

Hace unos días vendió a los priistas su “caro amor” y renunció al Movimiento Territorial. Se sintió “ofendido” con las designaciones a la diputaciones plurinominales, sabiendo que es un cartucho quemado y despreciado por su cauda de pillerías y abusos.

Rodríguez Gallegos deberá esclarecer cuáles fueron las cuentas bancarias, compañías constructoras y propiedades inmobiliarias, compradas al margen de la ley en estos años en Xalapa, antes de promoverse como el salvador del “puente de la corrupción” que tanto le “preocupa”.

Hay que recordarle que en los antros xalapeños, sus ayudantes y “chicas poderosas”, presumen que “Víctor es un fregón”, hablan de sus transtornos nocturnos, como aquellos en que lo dejaron sin zapatos frente a su domicilio, o por los aviones que rentó para ir con el jefe a Coatzacoalcos, o por sus frecuentes viajes al extranjero.

Esa es la calidad moral del “nuevo líder xalapeño”.

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