Bernardo Gutierrez Parra
Después de los ataques a las Torres Gemelas el 11 de septiembre del 2001, el gobierno de Estados Unidos estableció una serie de estrategias contra el terrorismo para defender sus intereses dentro y fuera de su territorio. Una de ellas consiste en invadir a otra nación si considera que pone en riesgo su seguridad nacional. (Aunque es bueno aclarar que los gringos han sido desde siempre invasores por naturaleza).
Hace unas semanas Donald Trump dijo que estaba evaluando ordenar una “invasión blanda” a nuestro país con objeto de acabar con los narcotraficantes. Y contra lo que pudiera suponerse a nadie, ni a Fernández Noroña, le brotó el nacionalismo sesentero y nadie salió a gritar: “¡Yankees go home!” enredado en la bandera.
La única voz que se alzó fue la presidenta Claudia Sheinbaum, que desde su púlpito mañanero aseguró que no habrá tal invasión porque México es una nación libre, independiente, soberana, que no acepta injerencias y además “nosotros tenemos nuestro himno nacional”.
Pobre. Nadie le ha dicho que a Estados Unidos le importa pura corneta si el país que piensa invadir no acepta injerencias; simplemente lo invade y punto.
Y en cuando al himno nacional, ¿qué?
¿Nos pondrá a cantarlo mientras los gringos nos invaden? ¿Nos pedirá que les aventemos a la cara las estrofas?
¿Qué quiso decir con esa frase tan fuera de lugar? Quien sabe, pero la raza la agarró de su botana y se pitorreó de ella.
Este domingo Trump volvió a las andadas y manifestó en un foro de la organización ultraconservadora y ultraderechista Turning Point, que a partir del próximo 20 de enero les irá como en feria a los narcotraficantes. “Todos los miembros de pandillas extranjeras serán expulsados y designaré inmediatamente a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras. Lo haré de inmediato. Esas organizaciones serán desmanteladas, deportadas y destruidas”.
En esta ocasión no habló de invasión, pero la señora presidenta se enganchó y declaró que México colabora, está en coordinación y trabaja en conjunto con Estados Unidos para disminuir el flagelo del narco, “pero nunca nos vamos a subordinar”.
Alguien debería aconsejarle que ya no repita tanto esa frase y mejor se mire en el espejo de su antecesor, que primero se puso como valentón de barrio frente a Trump (a ver, éntrale guey). Y después accedió, cedió y las dio, para utilizar las palabras de un clásico panista.
¿Qué va a pasar entre México y Estados Unidos a partir del 20 de enero?
Uta, si lo supiera no estaría aquí frente a mi máquina de escribir, en riesgo inminente de dar el salto de la pobreza a la pobreza extrema. Estaría en Palacio Nacional cobrándole un buen billete a la señora presidenta por darle a conocer mis atinadas predicciones.
Aunque no se necesita ser vidente para saber que Trump nos mandará a miles de migrantes que los gobiernos de los estados fronterizos no están preparados para recibir.
Y en relación a los malosos sabe que ocupan una tercera parte del territorio mexicano porque Andrés Manuel López Obrador los dejó hacer y crecer. Sabe que los operadores del tabasqueño incrustados en el gabinete de Claudia Sheinbaum y en el Congreso de la Unión, le han puesto obstáculos al secretario de seguridad Omar García Harfuch que mucho hace con lo poco que tiene. De ahí que la invasión a nuestro país esté latente.
“Qué pasó columnista de cuarta. Una invasión sería una flagrante afrenta a nuestra soberanía nacional. De seguro perteneces a la oposición conservadora que desde ahora aplaude y pide que nos invadan los gringos”.
Ni lo mande Dios.
Pero si se le alborota la hormona a Trump, uta. Puede que ordene una intervención militar, aunque nada tendrá que ver con las de 1846 y 1914.
De acuerdo con expertos militares, será una invasión selectiva con apoyo de tecnología de última generación a lugares estratégicos donde se supone, están los cabecillas del narco.
¿Habrá bala?, es la pregunta recurrente. Mucha bala, aseguran los expertos.
Pero si esto sucede, apuesto doble contra sencillo a que la presidenta saldrá a decir que aunque hayan pisado nuestro suelo patrio 30 mil marines armados hasta los dientes, no hay tal invasión porque somos un pueblo libre, soberano y bla bla bla. Sino “una cooperación efectiva del gobierno de Estados Unidos con el de México para acabar con el flagelo del narco”.
Verás que con esa jalada nos van a salir lector, porque a los morenos nadie les gana una.