Bernardo Gutierrez Parra
No sé a ti lector, pero a este tu servidor se le hicieron eternos, primero los seis años que se chutó Cuitláhuac García cobrando como gobernador. Y luego este mes de diciembre, que dio la impresión de traer 93 en lugar de 31días.
Lo bueno es que ya se va y con él se va el 2024 que en Veracruz tuvo un lugar preponderante en violencia, inseguridad, desempleo, deserción escolar, pésimos servicios de salud y poca y mala obra pública.
Un año en que a nivel nacional la 4T ganó por aplastante y abrumadora mayoría la presidencial de la República, el Congreso Federal y los congresos locales. Lo que hizo el PRI en sus tiempos de partido hegemónico, aunque nunca con tal cantidad de votos.
Un año en que comenzó el Maximato de Andrés Manuel con una presidenta que no ha dejado de citarlo ni una vez en sus mañaneras, como el gran capitán que evitó que se hundiera la nación.
Un año en que se acabaron los abrazos, pero continuaron los balazos como en Sinaloa donde hay una guerra; en Guerrero donde el poder tras el trono es un violador con problemas de alcoholismo; en Tabasco donde no hay gobierno y en Chiapas donde los desplazados se cuentan por miles.
Y volviendo a la aldea, el 2024 fue un año en que hubo más desabasto de medicamentos, más abandono en los hospitales pero sobre todo en las clínicas rurales. Un año con más enfermos de dengue, influenza y hasta con brotes de viruela y sarampión, enfermedades que estaban casi erradicadas.
Fue un año dejado a su suerte y lo podemos constatar en la pésima red de carreteras estatales consideradas de las peores del país; en los colectivos de desaparecidos, en las mujeres maltratadas y en los huérfanos de feminicidios que simplemente fueron desamparados por el gobierno de Cuitláhuac García.
En síntesis, el 2024 fue un año de abandono y calamidades provocadas por un inepto, incapaz, arbitrario y represor gobernador que si bien ya se fue, dejó un tiradero que tardará lustros en ser limpiado.
Ahora, y hablando con la neta ¿el 2024 ha sido el peor año para Veracruz?
Lo pregunto porque desde el último año de gobierno de Miguel Alemán al último de Cuitláhuac García, no he sabido de un diciembre donde tras hacer un balance, los veracruzanos hayan dicho: “Qué bien, pero qué bien nos fue este año que está por finalizar”.
Lo que he escuchado han sido frases de hastío, fastidio, cansancio y hartazgo muy parecidas al lamento borincano.
De entonces a la fecha el balance siempre ha sido negativo, tanto que a partir de Alemán acuñamos la frase: “Nos fue como en feria este año, pero ya no nos puede ir peor”.
Y mira…
“Nos han robado tanto en estos últimos años que hasta el espíritu navideño se llevaron. Y no sabemos si se perdió, si lo tienen secuestrado, si sufrió un levantón, una desaparición forzada o está en Pacho Viejo acusado de ultrajes a la autoridad”, le escuché decir a un payasito callejero que no anda nada errado.
Lo bueno es que si algo sobra en Veracruz es el optimismo.
“Gracias a Dios ya viene el 2025 y viene como caballo brioso, a todo lo que da” me dijo un conocido bolero del parque Juárez. Y así es. Aunque le faltó agregar que viene exactamente igual a todos los años.
Porque todos los años llegan así: con ganas, entusiasmo, optimismo y echados pa delante. Solo que por ahí de marzo comienzan a trotar, a partir de agosto empiezan a jalar aire y para diciembre ya andan buscando las tablas.
Pero a pesar de las vicisitudes, sinsabores, desilusiones, desengaños, decepciones y anexas, qué bueno que la esperanza sigue viva en Veracruz.
Y a ella me agarro querido lector para desearte de todo corazón un fabuloso ¡Japi niu yir!