Javier Roldán

Estamos ante los reglones torcidos de la 4T

El caso de la señora Rocío Nahle, oriunda de Zacatecas, según consta en su acta de nacimiento, es un duro golpe a los postulados fundacionales de la autollamada cuarta transformación: no robar, no mentir y no traicionar.

Durante las últimas semanas, el empresario Arturo Castagné, ha evidenciado (sin que, hasta el momento, lo hayan desmentido indicando lo contrario), que la candidata de MORENA y aliados, a la gubernatura de Veracruz, tiene propiedades que superan con mucho, los ingresos que ha manifestado (junto con los de su esposo José Luis Peña), en sus declaraciones patrimoniales como diputada federal y como secretaria de Energía.

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El tema, podría tratarse de presuntos actos de corrupción (una presunción harto palpable) y, por lo tanto, debería dársele el curso legal correspondiente, sin embargo, en una operación de impunidad gremialista, los principales liderazgos del obradorismo (incluidos el presidente y la candidata presidencial), sí bien no han hecho una defensa a ultranza, optaron por tender un manto protector sobre la referida, una especie de reanimación política.

No obstante, a pesar de que invoquen un supuesto esprit de corps, es incomprensible el hecho del aferre a protegerla, cuando las pruebas que señalan las inconsistencias entre ingresos-patrimonio, son contundentes, por lo anterior, preguntamos: ¿acaso piensan asumir parte de los costos electorales?

Sin necesidad de respuesta, como dijo el clásico: lo que no suena lógico, suena metálico.

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