Salvador Muñoz

Cada quien tiene su singular punto de vista respecto a los debates. A mí, por ejemplo, poco tomo en cuenta las propuestas de los candidatos a menos que de verdad tengan una resonancia en mi cabeza que haga que las registre, pero por lo regular, observo más su carácter y más en esta ocasión que tanto para la presidencia como para la Gubernatura, tenemos tres candidatos respectivamente, lo que nos permite apreciar más la reacción de cada uno de ellos.

Un ejemplo de ello es cuando Claudia Sheinbaum dice que a partir del momento en que se dirija a Xóchitl, le dirá “Corrupta” y ésta responde con un “¿Ah, sí? Pues yo te llamaré Narco-Candidata”.

En lo particular, esta forma de responder de Xóchitl fue lo más visceral que pudo haber tenido como política y lo más cercano a una niña de seis años.

Anuncios

Ya planteado mi forma de ver los debates y tratar de entender las reacciones de sus participantes, me acomodo en el plano estatal.

Vi a un Polo Deschamps cómodo, repartiendo madrazos a la par, lo mismo para Pepe Yunes como para Nahle. Su equipo de campaña se regodeó diciendo que es el único limpio, sin denuncias ni acusaciones de ningún corte, pero también hay que tomar en cuenta que los atacados, ¡no lo tomaron en cuenta! y eso de cierto modo, se percibe como un ninguneo…

Pepe Yunes hizo lo que se esperaba ver, sin perder el estilo, sin dejar de ser Pepe, incluso la seriedad con la que llevaba los embates le daban más credibilidad a sus dichos. Podemos decir que Pepe hizo lo que tenía que hacer sin tener que transformarse.

En el caso de Nahle, muchos previeron que se iba a esconder detrás del Podium ante la andanada de ataques que iba a recibir por Pepe Yunes. La sorpresa fue que no. La señora no sólo aguantó la embestida, sino que la respondió quizás en el mismo tenor que sus contendientes… a mi gusto, Nahle es quizás la sorpresa del debate lo que hizo que fuera aún más interesante el encuentro que dejó a mi juicio, algo al descubierto:

Si Pepe ganara la elección para Gobernador, es seguro que tendríamos a un político con el pecho hinchado de orgullo, de satisfacción, por haber cumplido la meta trazada. La espinita del 2018 estaría fuera y es seguro que en su ser, tendríamos a un político contento.

Hay que ponerlo, aunque sea en los escenarios del Doctor Strange: en los 14 mil 605 futuros en los que las elecciones de Veracruz se desarrollan, debe de haber uno en el que Polo gane y si es así, tendríamos a un político sorprendido pero contento y con un ánimo extraordinario, porque de un modo u otro, Polo entiende el poder político desde donde ha estado.

El asunto me genera expectación cuando pongo a Rocío Nahle como la triunfadora en la elección… tendríamos a una mujer, a una política, empoderada en su máxima expresión. Explico el porqué. Porque si Nahle gana, no sólo le gana a la Oposición, también le gana a los Yunes, a todos los Yunes de la Oposición, pero además triunfa por encima de esos morenos que no estuvieron de acuerdo con su candidatura (aunque algunos vayan por algún cargo y otros no), por encima de esos morenos que fueron excluidos de su campaña, por encima de muchos medios, columnistas, reporteros, que se dieron vuelo madreándola… y agregue los “muchos” más que usted quiera… ah, si a eso le sumamos el triunfo de Claudia Sheinbaum… además de empoderada, encumbrada! Si fuera así, entonces pregunto: habría un espíritu de gobernanza o de revancha? Quienes conocen a Nahle creo que saben mejor que yo, la respuesta.

Publicidad