• Mientras familiares de fallecidos por el descarrilamiento del Tren Interoceánico reciben pagos mínimos, el hijo de la presidenta expone balones ponchados y latas aplastadas con recursos públicos.

La justicia social del llamado “segundo piso de la transformación” vuelve a quedar bajo escrutinio. A los familiares de las personas fallecidas por el descarrilamiento del Tren Interoceánico, el gobierno federal les entregará 30 mil pesos como compensación, una cifra que contrasta de forma brutal con los 14 millones de pesos otorgados al hijo de la presidenta para proyectos artísticos financiados con dinero público.

De acuerdo con José Díaz, influencer, analista y autodenominado “cazador de mentiras de la 4T”, Rodrigo Imaz Sheinbaum, hijo de la presidenta Claudia Sheinbaum, ha recibido recursos del erario por ese monto para desarrollar y montar exposiciones de arte contemporáneo basadas en balones ponchados y latas aplastadas.

Arte financiado, víctimas minimizadas

Una de las exposiciones lleva por título “Tiro Libre” y se encuentra actualmente en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México. La muestra consiste en balones de futbol inutilizados, transformados en macetas y presentados como una propuesta artística conceptual.

La segunda exposición está integrada por latas aplastadas provenientes de Palestina, otra obra respaldada económicamente con recursos oficiales y promovida como arte con contenido social.

Ambos proyectos forman parte de las propuestas creativas por las que el hijo de la presidenta ha recibido millones de pesos, mientras que los afectados por una de las obras insignia del gobierno enfrentan indemnizaciones limitadas, procesos opacos y respuestas institucionales insuficientes.

Prioridades bajo la lupa

El contraste es directo y difícil de justificar:

  • 30 mil pesos para quienes perdieron a un familiar en el descarrilamiento del Tren Interoceánico.
  • 14 millones de pesos para exposiciones de arte conceptual con apellido presidencial.

En el discurso oficial se habla de humanismo y justicia social; en los hechos, el dinero público fluye con mayor facilidad hacia los círculos cercanos al poder que hacia las víctimas de decisiones gubernamentales.

Austeridad selectiva

Mientras el gobierno presume políticas de austeridad, los proyectos culturales de cuarta, vinculados a personajes del entorno presidencial, parecen no conocer límites presupuestales. La narrativa de apoyo a las víctimas se diluye frente a cifras que exhiben prioridades cuestionables.

El Tren Interoceánico deja muertos y damnificados con pagos mínimos. El arte del círculo presidencial recibe museos, reflectores y millones.

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