Organizaciones ambientalistas rechazaron los intentos de EE.UU. de influir en la política agroalimentaria de México, al denunciar las presiones contra el presidente, Andrés Manuel López Obrador, para que revoque un decreto que prohíbe gradualmente la adquisición, promoción, uso e importación del glifosato y el maíz genéticamente modificado.

En un comunicado conjunto publicado el martes, el Centro para la Diversidad Biológica y Greenpeace México rechazaron “energéticamente” las presiones de la Casa Blanca en contra de su socio, a quien se acusa de violar el acuerdo comercial entre los dos países y Canadá (T-MEC).

Como ejemplo, los ambientalistas recordaron el ultimátum que dio Washington a México para que justificara la medida con evidencia científica, a más tardar el 14 de febrero, o de lo contrario iniciaría un panel de controversias.

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Para las organizaciones, sin embargo, ya existen bases científicas que avalan la decisión de México de reformar su sistema agrícola con miras a proteger la biodiversidad, impulsar a los productores locales, y resguardar la salud de los consumidores.

“La prohibición del maíz transgénico es el primer paso para transformar el sistema agrícola de México de uno industrializado, basado en plaguicidas y dependiente de corporaciones transnacionales; a un sistema agroecológico”, explicó Viridiana Lázaro, activista de Greenpeace en el país. 

Por otro lado, las organizaciones se pronunciaron en contra de las intimidaciones de Washington para forzar a México a aceptar el maíz transgénico, “con el fin de proteger las ganancias de los gigantes de la agroindustria estadounidense”.

Además, criticaron los intentos de EE.UU. de revertir la decisión mexicana en torno al glifosato, pese a que hay evidencia científica que demuestra que el plaguicida ocasiona daños graves en la salud humana y que es responsable del declive de la mariposa monarca y otras especies polinizadoras. 

“Los vergonzosos esfuerzos de EE.UU. para obligar a México a aceptar el maíz transgénico no es más que imperialismo del siglo XXI”, aseveró Lori Ann Burd, directora de salud ambiental del Centro para la Diversidad Biológica.

México y el veto al glifosato y al maíz transgénico 

En diciembre de 2020, el Gobierno de México decidió prohibir paulatinamente cualquier acción con agroquímicos que contengan glifosato como ingrediente activo, así como restringir la liberación de semillas y el uso de maíz genéticamente modificado.

Desde entonces, EE.UU. ha intentado presionar a México para que revierta la medida, pues asegura que carece de fundamentos científicos y que causaría grandes afectaciones económicas en el campo y a los consumidores de las dos naciones.  

Con el fin de aliviar las tensiones, México propuso retrasar la fecha limite de la política un año, hasta el 31 de enero de 2025, sin embargo, para Washington la propuesta resultó insuficiente y continuaron demandando a México evidencia rigurosa y la eliminación del decreto, una solicitud a la que el Gobierno de López Obrador no está dispuesto a ceder.

No obstante, para evitar enfrentamientos formales, el pasado lunes México emitió un nuevo decreto en el que especifica que la sustitución del maíz genéticamente modificado solo afectara al destinado para consumo animal y de uso industrial para consumo humano, es decir, el maíz utilizado para la masa y las tortillas. 

En la nueva directriz, el país también se comprometió a investigar los efectos del glifosato y del maíz transgénico en la salud de las personas, dando garantías de que habrá evidencia científica que justifique el veto, como pide EE.UU.

Las respuestas de las partes 

A pesar de los compromisos por parte de México, el secretario de Agricultura, Tom Vilsack, dijo en un comunicado el martes que EE.UU. estaba “decepcionado” con el último decreto, recoge Reuters.

Este miércoles el presidente López Obrador defendió una vez más la medida, al reiterar que no va a permitir el maíz transgénico de consumo humano, solo temporalmente el de forraje.

“A algunos no les gusta, pero tenemos que cuidar la salud y también proteger las variedades nativas del maíz”, señaló el mandatario durante su habitual conferencia matutina, tras destacar el compromiso del país en realizar estudios unilaterales y conjuntos sobre el contenido de ese tipo granos. 

El presidente aseguró que no hay ruptura entre las partes dejó claro que no se dará marcha atrás a la política, al tiempo en que insistió en que hay evidencia que demuestra que lo transgénico es nocivo para el ser humano. 

“Ellos dicen que tienen expertos y sí tienen contratados a premios Nobel, pero sigue habiendo mucha información en contra de estas semillas y sobre todo por la utilización de agroquímicos que afectan la salud”, insistió el presidente.

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