El robo de combustible aumenta drásticamente en México pese a la lucha de las autoridades del país latinoamericano por frenar este delito, conocido como ‘huachicoleo’.

De acuerdo con datos de Petróleos Mexicanos (Pemex), el número de tomas clandestinas ha aumentado exponencialmente, pasando de 145 en el primer trimestre de 2021 a 3.199 en el mismo período de este año.

Hidalgo, Estado de México, Puebla y Veracruz son las entidades mexicanas más afectadas por esta práctica ilícita, que le representa pérdidas a la nación por más de 110.000 dólares diarios.

El pasado 23 de mayo, el secretario de defensa, Luis Crescencio Sandoval, informó que el ‘huachicoleo’ aumentó de 5,1 millones de barriles en enero a 7,5 millones en abril.

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“En el 2020, más o menos, costaba cada toma clandestina entre 50.000 y 60.000 pesos (2.500 a 3.000 dólares) hacer la reparación de esta. No contabiliza los tiempos que se están perdiendo del bombeo de los combustibles, eso no se está contabilizando y no se tiene un valor de cuánto Pemex está dejando cada vez que tiene que reparar cada toma clandestina”, dice el economista y asesor de energía Ramses Pech.

Acciones

Pero más allá de las pérdidas millonarias, las tomas clandestinas se han convertido en un preocupante tema de seguridad, pues podría ocurrir otra tragedia, como la que hubo en enero de 2019, que dejó decenas de víctimas mortales.

Sandoval señala que para revertir el robo de los hidrocarburos, el Gobierno emplea medios tecnológicos para hacer el reconocimiento y detección de tomas, inspecciona la documentación a autotanques en carreteras, ha aumentado las visitas administrativas a gasolineras, se ha incrementado la campaña de denuncia ciudadana y se ha reducido el tiempo para atender las alertas.

“Todas estas acciones han empezado a dar algún resultado”, indica Sandoval.

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