Luego del anuncio del Presidente sobre la compra que realizó el Gobierno de México a la empresa Iberdrola de 13 plantas de generación de energía eléctrica, el CEESP consideró que los recursos utilizados, casi 6 mil millones de dólares, provienen en principio del Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin), lo que  es  una mala señal para la inversión pues implica presiones fiscales a futuro y usa recursos que serían mejor utilizados para generar las mejores condiciones a fin de aprovechar todo el potencial de la relocalización o nearshoring.

El organismo dijo que en este momento es secundario saber si represente deuda pública o no, lo que es cierto, es que reduce la posición neta de activos financieros verdadera del sector público. Independientemente de que el Fonadin está fuera del presupuesto, son recursos públicos de todas formas y por ello tienen usos alternativos.

Fregó que podría argumentarse que dicha reducción de activos financieros netos se compensa con una adquisición de activos físicos (las plantas) y que, por ello bajo un criterio de contabilidad patrimonial, el efecto sería neutral en la deuda pública neta.

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Destacó que en México la contabilidad púbica es de flujos, no patrimonial y por ello la compra implica una deuda, aun cuando esté oculta mediante el uso de vehículos para ello.

Insistió en que la operación tiene al menos tres implicaciones negativas como política pública.

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