Claudia Sheinbaum rompió barreras históricas al asumir la Presidencia de México en 2024, un año del que se despide con reconocimientos internacionales, avances significativos en paridad de género y la continuidad con el proceso de “transformación” en el país norteamericano.

La primera mujer presidenta de México debutó en el puesto número 4 de la lista de las 100 mujeres más poderosas del mundo en 2024, según la revista estadounidense Forbes, que advierte de un sombrío panorama global para las jefas de Estado y de Gobierno, que en 2023 eran 38 y actualmente llegan a 26.

Además de la “victoria aplastante” de Sheinbaum en las urnas en junio pasado, Forbes destacó que el respaldo de su predecesor, el expresidente Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), le permitió “sobrevivir a la reacción global contra los partidos en el poder”, y ahora supervisa una economía de 1.7 billones de dólares de PIB y una población de casi 130 millones de personas.

“Apenas dos meses después de su mandato, Sheinbaum se ha enfrentado al (presidente electo) Donald Trump en amenazas arancelarias, posicionándose como uno de los primeros y más vocales contrapuntos políticos del presidente electo” de EE.UU., apuntó la revista, que este año no incluyó en su lista a la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris.

También apareció entre las 25 mujeres más influyentes del mundo de 2024 en la lista del diario Financial Times, y quedó entre las 10 finalistas a “persona del año” de la revista estadounidense Time, reconocimiento que obtuvo el presidente electo de EE.UU., Donald Trump.

Time coincidió en resaltar la respuesta firme de la mandataria mexicana ante los planes de aranceles de Trump, además de su lucha por las personas con menos recursos, por lo que ella ha atribuido el reconocimiento a su Gobierno, no a su persona.

La mexicana que más techos de cristal ha roto

Hija de científicos, de origen judío, Sheinbaum relata en un documental producido por su partido, Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que tuvo la oportunidad de elegir entre el ballet o la física.

Optó por la ciencia y en 1995 se convirtió en la primera mujer en graduarse del doctorado en Ingeniería Energética de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde también obtuvo la maestría en Ingeniería de la Energía (1992) y la licenciatura en Física (1989).

Lideró manifestaciones estudiantiles en la década de 1980 y se ha descrito como “hija del 68”, inspirada por sus padres, quienes participaron en las protestas de estudiantes que culminaron en la masacre de Tlatelolco cuando ella tenía seis años.

Pese a ser la mujer que más techos de cristal ha roto en México, a ella no le gusta ese término, según ha comentado en eventos públicos, “porque parece que es el esfuerzo de una sola mujer”, cuando en realidad es de las millones que la antecedieron.

En 2018, se convirtió en la primera jefa de Gobierno de la capital mexicana, cargo del que se separó en 2023 para contender a la presidencia, siguiendo los pasos de López Obrador, que gobernó la Ciudad de México de 2000 a 2005, periodo en el que Sheinbaum entró en la política como Secretaría de Medioambiente.

“Soy madre, abuela, científica y mujer de fe. Y a partir de hoy, por voluntad del pueblo de México, la presidenta”, dijo Sheinbaum al asumir el poder el 1 de octubre.

También hizo “una respetuosa invitación” a que se la nombre “presidenta con ‘a’ al final”, al igual que abogada, científica, soldada, bombera, doctora, maestra, ingeniera, “porque, como nos han enseñado, solo lo que se nombra existe”.

Precisamente, gracias a una reforma que ella impulsó, la presidenta ya está en el texto constitucional, uno de los principales legados de Sheinbaum en materia de paridad en sus primeros días en el cargo, antecedido por 65 presidentes y solo cinco mujeres candidatas.

“Ahora las Fuerzas Armadas, incluso, tomaron el (término) comandanta, aunque podría considerarse que comandante incluía a mujeres y hombres”, celebró Sheinbaum.

EFE

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