Miles de indígenas comenzaron desde el martes la caravana “El sur resiste”, una movilización que durará 13 días y recorrerá siete estados para protestar contra los proyectos de infraestructura más importantes del presidente Andrés Manuel López Obrador, ya que consideran que afecta a sus comunidades.
La marcha, que fue convocada por el Congreso Nacional Indígena (CNI), inició en Chiapas y avanzará hacia Campeche, Quintana Roo, Yucatán, Tabasco, Veracruz y Oaxaca, estados en los que se están construyendo el Tren Maya, el Corredor Interoceánico y la refinería Olmeca.
De acuerdo con la convocatoria, esta movilización es necesaria para articular la lucha de los pueblos, comunidades, colonias, barrios y organizaciones indígenas, campesinas, feministas, sindicales, populares y de la sociedad civil, que resisten “las distintas formas de despojo del Estado y el capital mundial y patriarcal”.
Además de marchar por el sur y sureste del país, realizarán eventos para defender el agua, la vida y los territorios; rituales por las infancias; ofrendas y mítines.
La caravana culminará el 6 y el 7 de mayo en Chiapas con un encuentro internacional en el que compartirán “los dolores, esperanzas y estrategias de articulación” con la intención de aprender “de las luchas de otras geografías y seguir tejiendo redes solidarias de resistencias y rebeldías planetarias”.
La organización, que agrupa a gran parte del movimiento indígena mexicano, consideró que este es el momento de que los colectivos se escuchen para señalar a quienes están detrás de las causas del despojo que se vive en los territorios.
“(Acusamos,) a ese 1,0 % de la población mundial cuyas decisiones y formas de vida han provocado la actual crisis climática que nos obliga a ser desplazados como pueblos, que reconfigura nuestros territorios y nos enfrenta a la explotación, al extractivismo, a la guerra”, señaló.