Los expresidentes de México, Felipe Calderón (2006-2012), y Francia, Nicolas Sarkozy (2007-2012), intercambiaron duras acusaciones en torno al papel que desempeñaron en un caso policial que provocó una de las peores crisis bilaterales en la historia de ambos países.

La polémica fue reavivada por la serie documental ‘El caso Cassez-Vallarta: una novela criminal’, que acaba de estrenar Netflix y que está basada en un libro del escritor Jorge Volpi que narra la historia de la francesa Florence Cassez y el mexicano Israel Vallarta, quienes en 2005 fueron detenidos en México y se les acusó de encabezar una banda de secuestradores.

Los exmandatarios se culpan mutuamente de la crisis diplomática que rodeó a un proceso que estuvo envuelto en múltiples anomalías que incluyeron montajes televisivos, manipulación de  testigos, torturas y otras violaciones a los derechos humanos, y que todavía no está resuelto, ya que Vallarta ha cumplido más de 17 años en prisión sin condena y sigue luchando por su inocencia y su liberación.

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Cassez, por su parte, fue beneficiada en 2013 por un fallo de la Suprema Corte de México que anuló la pena de 60 años de cárcel que se le había impuesto, lo que le permitió volver ese año a Francia, en completa libertad.

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 En la serie, Calderón asegura que Sarkozy solo quería usar a Cassez como “un botín político”, no porque le interesara realmente su situación.

“Cuando fue la visita de Sarkozy a México, Cassez ya había sido encontrada culpable de secuestro, no me tocaba a mí como jefe de Estado ver si era culpable o no. No me iba  apresar al juego de liberarla por un capricho político de Sarkozy”, afirma Calderón, quien omite reconocer las irregularidades e incluso delitos que cometieron sus funcionarios durante la detención y a lo largo de todo el proceso.

“Sarkozy quería llevarse a Florence Cassez y usarlo como un elemento electoral, su idea era liberarla, pero me dijo que no lo haría antes de las elecciones en 2009 para no perjudicarme políticamente. A él le parecía un acto de generosidad política. A mí, una aberración (…) no le interesaba la justicia, la sensibilidad de las víctimas, ni siquiera Florence. Él quería un botín”, insistió el exmandatario al recordar el diálogo que mantuvo con su colega francés cuando realizó una gira oficial a México en marzo de 2009.

La versión de Sarkozy es totalmente diferente.

“Fuerzas traicioneras”

“Ella era inocente. Cuando una persona inocente es encarcelada es algo extremadamente grave en principios democráticos”, afirma Sarkozy frente a las cámaras, en una entrevista en la que recuerda que Calderón ya se había comprometido a analizar la posibilidad de extraditar a Cassez para que cumpliera su condena en Francia.

Las negociaciones diplomáticas se realizaron previo a la visita que Sarkozy realizó a México. Pero cuando aterrizó, sin aviso de por medio, se encontró con que Calderón faltaba a su palabra.

“Le digo: ‘tenemos que resolver el caso Cassez’. Él se enfada, se pone tenso, y siento que ya no hay posibilidad de diálogo. Le digo: ‘no entiendo cómo puedes cambiar de opinión así, ¿qué pasa?’. Me doy cuenta de que en 48 horas ha cambiado por completo de posición. Pasó de estar abierto a la idea de trasladar a Cassez a Francia a estar completamente cerrado’, recordó.

Calderón se enojó por la insistencia de Sarkozy y ni siquiera quiso abordar el tema, así que el francés decidió adoptar la misma actitud intransigente y no cedió un ápice en su reclamo público por Cassez.

“Y le dije: ‘si tú te lo tomas así, yo me lo tomo así’. Es cuestión de principios. Se trataba de una relación de fuerzas y las fuerzas en contra nuestra eran muy poderosas y traicioneras”, acusa Sarkozy.

Más adelante, reconoce que, para entonces, el Gobierno francés ya tenía información suficiente sobre el entonces secretario de Seguridad Pública de México, Genaro García Luna García Luna, quien en la actualidad está acusado por delitos de narcotráfico en EE.UU.

“Está en la cárcel de Estados Unidos, así que no necesito decir más. Sabíamos que no era una persona muy buena. Sabíamos que, en este caso en particular, el presidente Calderón no podía tomar las decisiones sin su ministro [García Luna]. En este caso, su ministro era más poderoso que el presidente”, afirma.

Políticos y criminales

Junto con las declaraciones de los exmandatarios, que más de una década después siguen enfrentados, algunas de las imágenes del documental que más han impactado son las de García Luna sentado en la primera fila de los eventos de Calderón, lo que recuerda el peso que tenía en el gabinete mientras que, de manera paralela y de acuerdo con las investigaciones estadounidenses, trabajaba con el Cártel de Sinaloa.

Antes, durante el sexenio de Vicente Fox, García Luna había encabezado la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), la fuerza que detuvo a Cassez y a Vallarta el mediodía del 8 de diciembre de 2005 en una carretera. Sin embargo, los efectivos no los llevaron ante el Ministerio Público ni ante ninguna otra autoridad, sino que los secuestraron y a él incluso lo torturaron.

Al día siguiente por la mañana, la AFI los llevó a una casa y fingieron que los estaban deteniendo en ese momento. El supuesto operativo, que en realidad era un montaje, fue transmitido en directo por Televisa, ya que las autoridades los habían llamado para ofrecerles la “exclusiva”. Más tarde también llegó el equipo de TV Azteca.

La AFI permitió que los periodistas entrevistaran a Vallarta, pero durante la nota se ve cómo uno de los directores de la AFI, Luis Cárdenas Palomino, le sostiene y aprieta el cuello por detrás, con su mano, y lo intimida en cada una de las respuestas. El detenido apenas si puede sostenerse en pie por los golpes que ha recibido. Fue la transmisión de una tortura en vivo.

Cuando la mentira de la captura fue demostrada, García Luna se limitó a decir que “la recreación” había sido un pedido de los medios. Hoy, tanto él como Palomino están en prisión.

Pero Vallarta sigue preso aunque todavía no se le ha dictado ninguna sentencia.

El año pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció una amnistía a las personas que hayan sufrido torturas o que cumplan más de 10 años presas sin condena. Después de meses de especulaciones, Vallarta no entró en esa lista, según el Gobierno, porque tiene otras causas pendientes.

Ahora, el documental de Netflix reabrió el debate sobre el asunto y puede influir en el caso. Por lo pronto, se ha convertido en tema de las conferencias del presidente esta semana.

Promoción

López Obrador respaldó los dichos de Sarkozy contra Calderón y también convocó a la ciudadanía a ver la serie.

“Luego sale de que ‘¡qué barbaridad!’, el video de las torturas en Netflix!, pero ¿cómo nos vamos a llamar a sorpresa, si eso es lo que sucedía? No es algo inédito, para que se le atribuya al expresidente de Francia. Ya se había dicho aquí: tenía mucha fuerza García Luna. Hasta puedo repetirlo: era el hombre fuerte, dije brazo derecho [de Calderón]”, aseguró.

Reveló, además, que la secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, está evaluando el caso para determinar si hay elementos suficientes que permitan que la Fiscalía desista de sus acusaciones a Vallarta, lo que permitiría liberarlo.

“Yo sí quiero que, a partir de este documental, se conozca lo que sucedía en materia de impartición de justicia. Era tremendo, todos estos montajes, pero además el acompañar todo esto con tortura. Y no quiero hacerle aquí la publicidad al documental, pero ojalá y la gente lo viera”, dijo, aunque uno de sus asesores le aclaró que hay que pagarle una cuota a la plataforma.

“Ah, no, no. A lo mejor Netflix aquí lo pone gratuito, porque sí es interesante que se conozca. No se puede transformar una realidad que no se conoce y sobre todo debemos de luchar por la no repetición. Puede ser que los partidos políticos paguen a Netflix para que se difunda, es parte de la concientización a los ciudadanos”, señaló.

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