Al menos mil 200 personas pasaron la noche en la vía pública en Acapulco, Guerrero, con la esperanza de recibir los enseres domésticos que entrega el Ejército mexicano en la zona Diamante, para los damnificados del huracán Otis.

Al amanecer de este sábado se pudo observar una fila de al menos dos mil beneficiarios, quienes pasaron la noche en la banqueta del boulevard de Las Naciones, en una fila que iba del estacionamiento donde entregan los enseres, a un centro comercial

Desde la última entrega de enseres a 80 personas a las 19:00 h del viernes, vecinos de cuatro colonias aledañas al sitio de distribución en Acapulco se organizaron para numerar a quienes pernoctaron allí e impedir que otras personas adelanten sitios.

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Los habitantes cerraron con candado la endeble pluma del extinto centro comercial de la Zona Diamante.

El vaivén de personas comenzó después de las 21:00 h a bordo de autos, motos o a pie, para llevar a sus familiares algunas cobijas, colchas, lonas, sillones o almohadas.

El tránsito en la vía era constante hasta la media noche, ante la movilidad de más de mil personas que durmieron en la vía pública.

Las luces navideñas de las recién sembradas plantas del camellón brillaron durante la noche.

La madrugada en Acapulco transcurrió con lentitud, ya que los pasos de quienes buscaban sanitarios, cena o plática entre vecinos despertaban a quienes se habían envuelto en sus zarapes.

El estacionamiento de las oficinas gubernamentales de la Promotora Turística de Guerrero (Protur) se convirtió en un enorme dormitorio, lo mismo que la banqueta de la vía en un tramo de casi un kilómetro de longitud.

Entre las vicisitudes que han sorteado quienes esperan en la enorme fila están los malos olores, porque los baños de las plazas son insuficientes para brindar servicio. Incluso se utilizan los terrenos baldíos e incluso parte de la barda perimetral ante la falta de sanitarios.

También batallaron con los insectos, lo que conlleva la amenaza de contraer dengue, así el ruido de camiones de carga a alta velocidad. A partir de las 05:00 h algunos vendedores ofrecían algunos productos como café, atole o sandwiches.

Entre las charlas matutinas que se escucharon de algunos vecinos estuvo aquella en la que les costaría mil 500 pesos el contratar a un apartador de lugares en la fila para canjear un vale, por lo que celebraron haber pasado la noche fuera de sus casas.

No obstante, permanece la amenaza de que otras personas se entrometan y adelanten lugares sin haberse esforzado por cambiar sus vales de enseres.

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