Uno de cada siete niños menores de cinco años en México padece retraso en el crecimiento o desnutrición crónica, un problema que compromete su desarrollo físico y cognitivo, de acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de México (Ensanut).

En el marco del Día Mundial del Crecimiento Infantil, Luis Ortiz Hernández, profesor del Departamento de Atención a la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), señaló a EFE que la pobreza y la desigualdad son las principales causas de una estatura baja en el país.

“Hasta hace poco, la mitad de los hogares eran pobres, lo que limita el acceso a alimentación saludable, sobre todo productos de origen animal que son fundamentales para el crecimiento”, explicó.

Sus estudios muestran que los hogares pobres suelen consumir más alimentos económicos como arroz, maíz, trigo, aceite o azúcar, y menos productos de origen animal como carne, pescado y leche.

“Aunque consuman más calorías, no obtienen los nutrientes necesarios para crecer, como la proteína de origen animal”, aclaró.

El retraso en el crecimiento también puede estar relacionado con causas médicas, como la deficiencia de la hormona de crecimiento, presente en aproximadamente uno de cada 3 mil 800 niños. Esta hormona, producida por la glándula pituitaria, estimula el desarrollo infantil y mantiene los tejidos y órganos.

Además, Hernández subrayó que los efectos de la desnutrición durante la infancia perduran toda la vida, señalando que reduce el desarrollo cognitivo y la capacidad para aprender, limitando la movilidad social y las oportunidades laborales futuras.

“Programas como la alimentación escolar son clave para garantizar una dieta variada y equilibrada, que incluya productos de origen animal que muchas familias con bajos recursos no pueden proporcionar. Cualquier política que reduzca la pobreza y la desigualdad tendrá efectos positivos en la estatura y el desarrollo de los niños”, aseguró.

A nivel mundial, la OMS estima que 144 millones de niños menores de cinco años en el mundo viven con retraso en el crecimiento, lo que representa cerca del 22 % de la población infantil.

América Latina ha registrado descensos en las últimas décadas, pero persisten brechas importantes, sobre todo en zonas rurales y comunidades indígenas, según la OMS y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef por sus siglas en inglés).

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