El certamen Miss Universo 2025 quedó envuelto en un escándalo internacional luego de que el juez libanés Omar Harfouch denunciara que la competencia habría estado “arreglada” antes de la final realizada en Bangkok. La polémica cobró especial fuerza en México debido a que la ganadora fue la tabasqueña Fátima Bosch Fernández, lo que avivó sospechas en un entorno político nacional marcado por cuestionamientos de corrupción y opacidad.

Las acusaciones se detonaron cuando Harfouch afirmó que uno de los propietarios del concurso, el empresario mexicano Raúl Rocha, le habría adelantado quiénes serían las finalistas por motivos de negocio. Tras la denuncia, otros testimonios de jueces y concursantes circularon en medios internacionales, incrementando la presión sobre la organización.

México, el epicentro político del escándalo

Aunque no existen pruebas que vinculen al gobierno mexicano con el certamen, el caso adquirió relevancia particular en el país debido al clima de desconfianza acumulado hacia Morena y a señalamientos previos de corrupción que han involucrado a figuras del partido y a allegados al expresidente Andrés Manuel López Obrador. Este contexto, apuntan analistas, convirtió un concurso de belleza en un nuevo termómetro político.

El gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum no ha sido implicado directamente, pero el caso recordó a la oposición y a sectores críticos los episodios en los que denuncias contra cercanos al régimen han derivado en exoneraciones, alimentando sospechas de impunidad.

Acusaciones contra el padre de la ganadora

La controversia creció con la declaración de Rodrigo Goytortúa —ex director ejecutivo de Miss Universo tras la compra parcial de Rocha en 2023— quien aseguró que Bernardo Bosch, padre de la ganadora, habría pagado 50 millones de dólares para influir en el resultado. No presentó evidencias que respalden la acusación.

La prensa retomó un contrato por 745 millones de pesos otorgado en 2023 por Pemex Exploración y Extracción a una empresa vinculada a Rocha, pero en ese documento no aparece la firma de Bosch, quien entonces fungía como asesor sin facultades de decisión. Bosch, actualmente subdirector en otra área de Pemex, negó todo señalamiento.

Un escándalo amplificado por la desconfianza

La combinación de denuncias, coincidencias políticas y publicaciones imprudentes-como la celebración de Pemex por el triunfo de la tabasqueña- alimentó la controversia en México, donde la discusión se volvió rápidamente un asunto político. Fotografías de Rocha con López Obrador y videos de Fátima Bosch opinando favorablemente sobre Sheinbaum también se utilizaron en redes para avivar sospechas, aunque sin sustento documental.

Analistas políticos señalan que el caso prosperó en México no por las acusaciones en Bangkok, sino por la fragilidad de la confianza pública tras años de contradicciones entre el discurso anticorrupción del gobierno morenista y los resultados percibidos.

Un certamen que terminó como espejo político

El escándalo, retomado por medios internacionales, rebasó la industria del entretenimiento y terminó instalado en el debate político. En un país donde las decisiones públicas suelen verse atravesadas por intereses económicos y políticos, el caso Miss Universo 2025 se transformó en una metáfora de un sistema en el que cualquier chispa de sospecha detona un incendio.

Las investigaciones internas del certamen continúan, mientras que en México el episodio sigue siendo materia de discusión pública. Para expertos, más allá de la corona, el episodio revela la vulnerabilidad del país a la crisis de confianza que se encienden con rapidez en un ambiente de opacidad y desgaste institucional.

¿Será que todo lo que toca Morena lo destruye o lo ensucia?

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