El cura Mateo Calvillo Paz, de la Arquidiócesis de Morelia, en el estado mexicano de Michoacán, fue agredido cuando ingresaba a Queréndaro, un municipio de la misma entidad.
“Las cosas sucedieron en tres minutos. Fue un ataque profesional, me bloquearon el carro, me agredieron a golpes”, narró el sacerdote en una carta dirigida a los medios de comunicación, según cita El Sol de Morelia.
En la misiva, el cura señala que el agresor “debió ser un sicario” y lo tildó de “psicópata”. Describió al hombre como “muy alto y fuerte, moreno, con entradas en el pelo”.
“Tenía en los puños un arma. Se dirigió a mí, abrió la portezuela de mi auto y me destrozó la cara, dejándola con hemorragias terribles”, añadió.
Asimismo, dijo: “Me salió muy barato, si pienso en la suerte de los hermanos jesuitas asesinados y en tantas muertes y masacres”.
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Calvillo relató que luego del ataque buscó la ayuda de otro cura, identificado como Rafael Juárez; y luego recibió atención en la clínica Asunción, donde lo atendieron “magníficamente”.
El sacerdote mencionó en su carta que este ataque ya “lo había presentido”. Tras comentar que a todos les puede tocar una agresión como esta, hizo un llamado a la población, a “estar preparados” y estudiar su reacción ante una eventual situación similar, porque “una equivocación puede ser mortal”.
Calvillo criticó en su documento la estrategia de seguridad del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, de ‘abrazos, no balazos’.
“Me siento honrado de ser hermano de las víctimas de la violencia, inocentes asesinados, heridos, despojados de sus pertenencias, expulsados de sus pueblos, de tantos muertos denunciados y de los no denunciados, los hijos perdidos, desaparecidos o enrolados con los narcos y criminales, todos los inocentes que Andrés Manuel no defiende porque anda dando abrazos a los asesinos y protege a los narcos, ‘porque también son seres humanos'”.