El terremoto de Turquía y Siria ha aterrorizado al mundo entero. En todos lados se pueden leer y escuchar comentarios sobre los 7.4 grados que han provocado más de 11 mil 200 muertos en ambos países. Y de esa conversación se desencadenó uno de los tuits más incómodos y vergonzosos de los últimos tiempos. Todo empezó cuando el medio Publimetro mencionó en una nota de Twitter a la cónsul de México en Estambul, Turquía, Isabel Arvide Limón.

En la información se mencionaba que los Topos de México, grupo de rescate especialista en sismos, habían contactado a Arvide Limón para saber de qué forma podían apoyar en Turquía. Aquí vale la pena hacer unas precisiones. Topos de México mencionó en Twitter que habían preguntado en la Embajada de México en Turquía sin tener respuesta (y ahí no trabaja Arvide, como reportó Publimetro), y no es lo mismo la Embajada que el Consulado. Están en diferentes ciudades: la Embajada, en Ankara (capital de Turquía) y el Consulado, en Estambul. La nota de Publimetro mencionó al Consulado cuando la petición del grupo rescatista fue dirigida a la Embajada.

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De acuerdo con el propio gobierno de México, efectivamente un Consulado no tiene la potestad de introducir a ciudadanos mexicanos a otro país, en este caso Turquía, pues sus labores radican en el asesoramiento de ciudadanos mexicanos radicados en un país extranjero, y expedición de documentos como pasaportes o actas de nacimiento. Finalmente eso ha quedado demostrado al ser la Cancillería mexicana la que ha tomado el tema y abierto la posibilidad de que los Topos de México acudan a realizar labores de rescate.

Pero la secuencia de infortunios para Isabel Arvide Limón comenzó cuando respondió a la nota desentendiéndose del tema con un tono nada apropiado ni para la situación ni para el cargo que ostenta: “¿A mí? ¿Cuándo? ¿Por qué? Yo no soy la instancia”. Esa fue la respuesta que Arvide luego borró, aunque la evidencia ya había sido recolectada. En todo caso, si la cónsul sabía que no estaba dentro de sus facultades aprobar la llegada de los Topos, pudo resolver la cuestión de otra forma, sin siquiera meterse en complicaciones: decir, al estilo diplomático, que trasladaría sus peticiones al canciller para que la comunicación fuese más rápida. Hacer algo, vaya. Mostrar la menor empatía ante el contexto. Nada le costaba.

Pero ahí no acabó todo. En los comentarios de respuesta, uno de los más valorados fue uno que decía: “90% lealtad, 10% capacidad”, en referencia a que el presidente López Obrador en 2019 dijo que requería de sus funcionarios un 90% de honestidad y un 10% de capacidad. Isabel Arvide respondió al tuit con una frase insólita: “En mi caso es 100% lealtad, siempre”.

El comentario, como era de esperar, despertó un sinfín de burlas, pues la cónsul no entendió o entendió ‘a su modo’ lo que estaban tratando de decirle. Le quisieron decir que no tenía capacidad y que su mérito principal era ser incondicional al presidente. Y ella desestimó incluso ese 10% de capacidad que le dieron por bueno, para decir, sin darse cuenta, que no tiene capacidad y que su cargo se sustenta exclusivamente en la lealtad que profesa al presidente López Obrador.

La cadena de teléfono descompuesto terminó en eso. Primero, un medio que cita mal la petición de los Topos de México; luego una cónsul que no muestra empatía y se desliga del asunto; un comentario que alude a su falta de capacidad (en este caso particular, vale la pena repetir, no era su responsabilidad directa, pero para todo hay formas), y finalmente ella acepta que no tiene capacidad para ejercer su cargo. Nunca mejor aplicado la frase “no me ayudes, compadre”. Aunque en este caso la cónsul no quiso ni ayudarse a sí misma. Le dieron cierto margen, porque bueno un 10% sigue siendo mejor que nada, pero ella lo tiró la borda para ponerse el pie de una forma ruborizante.

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