La marcha en recuerdo a la masacre ocurrida en Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, cuando fuerzas de seguridad asesinaron a cientos de estudiantes, se realizó este miércoles en el primer día de Gobierno de Claudia Sheinbaum, quien se disculpó por aquellos sucesos en su conferencia matutina de debut.

Las palabras de la nueva presidenta, quien puso especial énfasis en la memoria a la matanza que este día cumplió 56 años, fueron recibidas de manera positiva por los organizadores de la marcha, que no obstante exigieron justicia al nuevo Gobierno.

El perdón es bienvenido

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«Este pronunciamiento de esta mañana es bienvenido y yo en lo personal lo asumo como una expresión de voluntad por avanzar en la justicia», afirmó el superviviente de la masacre y representante del movimiento, Félix Hernández Gamundi.

Sheinbaum respaldó la petición de disculpas por parte de la administración mexicana con la emisión de un decreto que reconocerá políticamente los actos perpetrados en octubre de 1968, que fueron «constitutivos de un crimen de lesa humanidad» cometido por el entonces presidente, Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970).

«El decreto dice que el Estado se compromete a la no repetición, también dice el decreto que este propio decreto tiene que abrir el espacio y los caminos para la acción de la justicia, es lo que venimos demandando desde hace más de 50 años», resaltó Hernández Gamundi durante su discurso en el Zócalo capitalino.

A pesar de recibir con buenos ojos el perdón de la presidenta, el veterano activista recordó que no se trata de la primera vez que el Estado ofrece disculpas y animó, al igual que con el caso Ayotzinapa, a mantener las movilizaciones.

La marcha, que discurrió desde la Plaza de las Tres Culturas, donde ocurrieron los hechos recordados, hasta la Plaza de la Constitución (Zócalo), fue secundada por miles de participantes de todas las edades, encabezada por los supervivientes de la masacre, seguidos de organizaciones estudiantiles, sindicales y políticas.

«Estuvo bien lo de pedir disculpas, pero nunca el pueblo de México va a olvidar todas las masacres», expresó a EFE Francisco Romero López, superviviente del ‘Halconazo’ ocurrido el 10 de junio de 1971, una segunda represión policial contra estudiantes en la que resultó herido por disparos de bala en la pierna.

Dudas con la militarización de México

Entre los manifestantes, hubo varias críticas a lo que consideran un «proceso de militarización» del país, agudizado durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador (2018-2024) y que parece tendrá su continuidad con Sheinbaum con el paso de la Guardia Nacional a la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena).

«Vengo por dos cosas, primero para conmemorar lo que pasó hace 56 años y también para protestar en contra del proceso de militarización que está pasando en México, creo que es muy importante esta fecha porque demuestra que hacen los militares cuando se dedican a la seguridad pública y eso fue lo que causó la masacre de 1968», aseguró el manifestante Mario Muñoz.

Para Muñoz, la militarización de la Guardia Nacional es una «pésima decisión» por ser, según dice, una de las instituciones con más violaciones de derechos humanos, y considera «hipócrita» el perdón de la presidenta.

«Eso no es cierto (la militarización), estamos manifestándonos y no hay represión, antes sí había más», confiesa Rafael Morales Salinas, quien estuvo presente en los hechos de 1968 y cree que ahora las consecuencias para los movimientos de protesta no son tan graves.

Morales Salinas coincide en que la petición de perdón de Sheinbaum es «positiva» pero insuficiente, y recuerda que muchos autores de la masacre siguen vivos y aún no fueron enjuiciados.

El evento, organizado por el Comité 68 Pro Libertades Democráticas, contó en el inicio con la participación del jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, quien se formó con algunos de los supervivientes de 1968.

Al final de este se registraron disturbios entre fuerzas de seguridad y algunos manifestantes encapuchados que lanzaron objetos incendiarios y piedras contra edificios colindantes con el Palacio Nacional. 

EFE

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