México y Estados Unidos firmaron un acuerdo para atender de manera “urgente y permanente” la crisis de aguas residuales del río Tijuana, un problema histórico que ha impactado la salud pública y el medioambiente en la región fronteriza. La firma se realizó a través de las secciones mexicana y estadounidense de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (IBWC), con el respaldo de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA).

El administrador de la EPA, Lee Zeldin, señaló que el acuerdo sienta las bases para avanzar con rapidez en la implementación de medidas que consideren el crecimiento demográfico de Tijuana y su zona conurbada, a fin de evitar que las acciones resulten insuficientes a mediano plazo.

El plan contempla nuevos proyectos de infraestructura en México, así como programas de investigación, monitoreo y planeación para garantizar la correcta operación y mantenimiento de instalaciones críticas. La llamada Acta 333 no implica nuevos recursos de contribuyentes estadounidenses y se enfoca en ejecutar compromisos ya establecidos, con proyectos programados entre 2026 y 2028, orientados a reabrir playas, eliminar malos olores y revertir la degradación ambiental del valle del río Tijuana.

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