La Oficina de la Presidencia de la República paga 2 millones 370 mil pesos al Ejército para que le rehabilite un helipuerto ubicado en el interior de Palacio Nacional.
“El objeto del presente convenio de colaboración es establecer los mecanismos de coordinación entre la Oficina de la Presidencia de la República y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para que la Dirección General de Ingenieros realice las contrataciones para la rehabilitación del helipuerto ubicado al interior del Palacio Nacional en el Edificio Polivalente”, revela documentación.
De acuerdo con los documentos, la Sedena será la encargada de nombrar al ingeniero residente de la obra y junto con la Oficina de la Presidencia designará de común acuerdo al supervisor de las obras a ser realizadas en el helipuerto.
Añade que la Oficina de la Presidencia está obligada a poner a disposición de la Sedena el inmueble en el cual se llevarán a cabo los trabajos, así como los permisos y demás trámites.
El convenio —suscrito por Denis Zaharula Vasto Dobarganes, titular de la Unidad de Administración y Finanzas de la Oficina de la Presidencia de la República, y Salvador Fernando Cervantes Loza, director general de Ingenieros de la Sedena— explica que en caso de requerirse mayores recursos y previa justificación las partes acordarán su procedencia.
La Oficina de la Presidencia deberá verificar la correcta aplicación de los recursos económicos transferidos, por lo que la Sedena adquiere la obligación de poner a disposición toda la documentación, añade.
“En la entrega de los trabajos por la Sedena deberá intervenir la inspección y contraloría general del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos para comprobar el ejercicio de los recursos económicos hacinados y que los trabajos se hayan realizado conforme a los requerimientos técnicos y el programa”, agrega.
Palacio Nacional, casa de virreyes y presidentes
Desde la noche del 21 de julio de 2019, el presidente Andrés Manuel López Obrador se mudó a vivir a Palacio Nacional, como lo hizo Benito Juárez y 63 virreyes que tuvo la Nueva España.
“Ya estoy, ya dormí anoche aquí, voy a estar alternando porque pues no es lo mismo, la casa de uno es mejor”, dijo el mandatario. Desde ese día ahí también vive su esposa Beatriz Gutiérrez Müller y su hijo Jesús.
Con la firma del Acta de Independencia que tuvo lugar en este sitio en el año de 1821, el palacio real se convirtió en el Palacio Nacional.
Desde entonces ha sido la sede del Poder Ejecutivo del gobierno mexicano y, en algunas ocasiones, incluso residencia del presidente.
Benito Juárez murió en 1872 en el inmueble. Antonio López de Santa Anna se casó en este lugar con su segunda esposa, pero no asistió a la ceremonia, sólo envió a un apoderado porque él se encontraba de luto.
En 1913, después de la Decena Trágica, el presidente Francisco I. Madero y el vicepresidente Pino Suárez fueron sacados del Palacio por la fuerza y posteriormente asesinados.
En Palacio Nacional también fue tomada la famosa fotografía que muestra a Pancho Villa muy contento, sentado en la silla presidencial con Emiliano Zapata, de rostro muy serio, según un análisis de la Facultad de Arquitectura de la UNAM.
“Estos hombres, sin embargo, incapaces de consolidar el poder, salieron de la Ciudad de México unos días después”, añade.
El balcón central del Palacio es el punto focal exterior del edificio. Para conmemorar la independencia, el presidente en turno tañe “la campana de la libertad” que cuelga sobre el balcón y da cada 15 de septiembre el Grito de Independencia.
Hoy, en el Palacio Nacional se encuentran las oficinas de la Presidencia, varios organismos del Poder Ejecutivo, una importante biblioteca y el museo de las Tres Culturas, que cuenta con tesoros arqueológicos y antropológicos provenientes del exterior de México.
Cada cuarto del palacio está lleno de historia. El Salón de los Héroes posee retratos de Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y Pavón y Vicente Guerrero, mientras que los retratos pintados de Porfirio Díaz, Cuauhtémoc- el último emperador azteca- y Nicolás Bravo cuelgan de los muros del Salón de Recepciones.
En el Salón de la Constitución cuelga un cuadro que representa la firma de la Constitución mexicana de 1857.
Muchos muros del Palacio exhiben murales, incluyendo dos de los más conocidos frescos de Diego Rivera (pintados entre 1929 y 1935).
Alrededor del patio principal se encuentran estos murales, que representan a los pueblos prehispánicos cuya cultura floreció en este lugar; ascendiendo por la escalera principal, puede verse en los murales una dramatización de la evolución del pueblo de México y que culmina en el promisorio futuro de este país.