El largo confinamiento por la pandemia de Covid-19, que hizo caer 8.5% el Producto Interno Bruto (PIB) de México en 2020 y el cierre de la frontera con Estados Unidos, revirtió la caída del flujo migratorio desde el país latinoamericano rumbo al Norte.

Ahora, los expertos observan un fenómeno inquietante: el repunte del éxodo de los mexicanos más pobres hacia el poderoso vecino del norte, al que siguen viendo como “la tierra prometida”.

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) reveló en febrero pasado que 9.8 millones de “nuevos pobres” surgieron en México debido a la crisis del Covid-19, que ha arrojado más de 200 mil muertos en esta nación latinoamericana, la tercera con mayor cifra de fatalidades en el mundo.

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Ante ello, se ha registrado un repunte histórico de mexicanos cruzando hacia Estados Unidos, como lo prueba el hecho de que el 44.3% de los 178 mil 833 migrantes indocumentados detenidos entre enero y febrero por la Patrulla Fronteriza eran de esta nacionalidad.

Desde mayo pasado, se ha venido registrando un aumento exponencial de mexicanos arrestados por guardias de frontera estadounidenses al intentar franquear los tres mil 200 kilómetros de la línea limítrofe entre ambos países.

Al impacto de la pandemia y el cierre de la frontera, se suma la suspensión de las solicitudes de asilo en Estados Unidos y la crisis de violencia que arrastra el país desde 2006 y se refleja en casi 350 mil muertos como otros factores que detonaron esta nueva oleada migratoria mexicana.

Los especialistas estiman que el nuevo gobierno del presidente Joe Biden se enfocó en atender los flujos de personas desde Honduras, Guatemala y El Salvador, pero dejó de lado que la mitad de los cruces ilegales son de mexicanos.

De acuerdo con Tonatiuh Guillén, ex comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM), este flujo creciente de personas evidencia que los mexicanos “estamos presionados” por la violencia que ya venía de tiempo atrás y la crisis económica, el desempleo y el cierre de empresas.

Ernesto Rodríguez, ex jefe de la unidad de Política Migratoria de la secretaría de Gobernación, señaló que esencialmente la reactivación migratoria debe asociarse “con el tema de la situación económica de la pandemia” aunque sin dejar de lado los otros factores.

Aunque las cifras oficiales de migración podrían estar exageradas porque algunas personas intentan cruzar varias veces la frontera, “está claro que hay un fuerte incremento en el flujo de migrantes irregulares mexicanos hacia Estados Unidos en el último semestre”, indicó.

Desde la mitad del año pasado, los mexicanos en edad laboral detenidos mensualmente en la frontera sur de Estados Unidos que viajan sin niños se duplicaron hasta llegar a más de 40 mil, contra los 16 mil de los dos años previos, de acuerdo con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos.

Los especialistas calculan que, de continuar la tendencia, este año podría registrarse la mayor cifra de arrestos en una década. Actualmente, el gobierno de Biden se ha enfocado en los niños no acompañados y los centroamericanos en busca de asilo, unos 25 mil que se hallaban en campamentos, hoteles y casas particulares en ciudades de la frontera norte de México.

A estos últimos se permitió desde hace unas semanas regresar a Estados Unidos para esperar una respuesta a su solicitud.

El presidente Andrés López Obrador ha sido acusado de encabezar uno de los gobiernos que menos ha otorgado ayuda a sus ciudadanos para paliar el impacto del Covid-19, lo que llevó al despido de unos 12 millones de personas, la mayoría desempeñadas en el sector informal de la economía.

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