La Caravana de la Dignidad y Conciencia Wixárica, integrada por cientos de miembros de este pueblo indígena que han caminado a lo largo del país durante un mes, llegará este jueves a la Ciudad de México con el objetivo de exigirle al presidente Andrés Manuel López Obrador que interceda para que se cumpla la ley y les sean restituidas más de 11.000 hectáreas de tierra que han sido invadidas y explotadas por ganaderos.

Los wixáricas, también conocidos como huicholes, son uno de los pueblos indígenas más antiguos de los 68 que habitan México. De acuerdo con los datos oficiales, sus más de 47.000 miembros habitan principalmente los estados de Durango, Jalisco y Nayarit, en donde encabezan un activismo permanente por la defensa de sus recursos naturales. Son una comunidad combativa.

Es precisamente de Jalisco de donde partieron el pasado 26 de abril, para recorrer a pie 900 kilómetros rumbo a la Ciudad de México y plantarse frente al Palacio Nacional en busca de una respuesta presidencial a una serie de conflictos judiciales por la titularidad de tierras que ya datan de hace más de 60 años.

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El conflicto comenzó cuando ganaderos de Nayarit invadieron terrenos que les pertenecían a los huicholes, quienes de inmediato se movilizaron y, después de algún tiempo, consiguieron que la Justicia les diera la razón y ordenara a los ocupantes la devolución de las hectáreas.

Pero los empresarios se niegan a acatar las resoluciones que forman parte de una larga cadena de 54 juicios. O se amparan o exigen millonarias indemnizaciones.

Sin otra alternativa, los indígenas organizaron la Caravana de la Dignidad y Conciencia Wixárica que avanza desde Jalisco y a través de la cual han advertido que no se trata solo de un problema de tierras, sino del respeto a los derechos de los pueblos indígenas consagrados en las leyes nacionales e internacionales.

Luchas

Oscar Hernández Hernández, presidente del Comisariado de Bienes Comunales de los huicholes, ha explicado a lo largo de la Caravana que solo falta ejecutar los fallos de las demandas que han ganado en los tribunales en todos estos años.

“Tenemos miedo a que se amparen esas sentencias ganadas y por eso la desesperación, por la presión de la gente, tomamos esta decisión de ir a visitar al presidente. Los ganaderos aceptan que las tierras sí son de nosotros, pero por el tiempo que tienen, ellos ponen sus pretextos. Ellos se dedican a la ganadería y a sembrar y nosotros no podemos hacer nada porque están invadidas”, denunció.

Desde que los huicholes comenzaron a caminar, el Congreso Nacional Indígena (CNI) convocó a una campaña de apoyo y solidaridad que se ha reflejado en el recibimiento que han tenido en las comunidades a las que han arribado.

“Esta problemática de despojo no es nueva, tiene siglos y décadas de haberse originado, sin que en este caso, como en los restantes a lo largo de todo el país, el Estado Mexicano haya dado una solución a tan agudos problemas que ponen en riesgo su integridad y existencia, pues la tierra es el fundamento de su vida económica, cultural y religiosa”, señaló el comunicado del CNI.

También advirtió que el actual Gobierno encabezado por López Obrador “no solo auspicia la explotación rapaz de hidrocarburos o minera, también promueve grandes megaproyectos que están provocando el despojo de los territorios de nuestros pueblos en beneficio de los consorcios capitalistas”.

Entre esos proyectos, citó el Tren Maya que está envuelto en una controversia permanente por el impacto que tendrá en las comunidades y en los recursos naturales, o el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.

“Seguramente es por eso que en el caso del pueblo wixárika el director general del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, extralimitando sus funciones y facultades, presionó por todos los medios a la comunidad wixárika para que desistiera de iniciar su larga marcha a la capital del país”, acusó.

Según el CNI, el funcionario aseguró que las demandas territoriales del pueblo wixárika iban a ser incluidas en un “nebuloso plan de justicia”, aunque esto es inviable si antes no se solucionan los despojos de tierras que han sufrido a lo largo de la historia y que han sido auspiciados y administrados por el Estado.

Antecedentes

La caravana huichol llega a la ciudad de México en un clima de tensión, ya que han pedido un encuentro con López Obrador que todavía no está garantizado.

Varios de sus representantes sí lograron una reunión en marzo pasado, en la que le pidieron la cancelación de concesiones mineras y la protección para sus sitios sagrados. La cita se concretó luego de 11 días de caminata. Ahora vuelven a la capital después de haber marchado durante 31 días.

En ese momento, los pueblos wixáricas le entregaron al presidente una carta en la que enumeraron los problemas ambientales de sus comunidades como la erosión de las tierras provocada por la agroindustria a gran escala, los tiraderos avícolas, plagas y falta de agua.

El presidente se comprometió a proteger los sitios sagrados y a impulsar un plan regional que será elaborado por los propios pueblos indígenas, pero nada de ello se ha concretado hasta ahora.

Por eso, en una de las conferencias de prensa ofrecidas durante la Caravana, la comisionada Luciana Vázquez Minjarez señaló que no es posible que a estas alturas de la historia se sigan violentando los derechos de los pueblos indígenas.

“Salimos de nuestra comunidad, dejando a nuestra familia, a nuestros hijos y venimos caminando como manifiesto para que se nos atienda con la resolución del conflicto, pero hasta la fecha el presidente no se ha pronunciado al respecto y con esto vuelvo a reafirmar que en México los pueblos indígenas somos los invisibles, los sin voz, los sin derechos”, denunció.

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