El derrocamiento del Gobierno prooccidental de Afganistán ha permitido a los talibanes asumir el pleno control del sistema financiero nacional, una tarea para nada ajena al movimiento, que habría mantenido una “administración paralela parásita” en el país a lo largo de los últimos veinte años, según lo revelan varias fuentes citadas por Financial Times.
Aunque gran parte de los ingresos del movimiento talibán provenía del narcotráfico, los insurgentes recaudaron sumas considerablemente mayores de gravámenes sobre productos como petroleo o cigarrillos que transitan por el territorio del país.
“Comprensión distorsionada”
“Las drogas no han sido un suministro de fondos tan importante para los talibanes como muchos han asegurado”, lo que habría derivado en una “comprensión distorsionada del sistema financiero y de su insurgencia”, sostiene David Mansfield, analista para Afganistán en el ‘think tank’ Abroad Improvement Institute.
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Según Mansfield, la principal fuente de los fondos del movimiento talibán eran “los gravámenes sobre productos autorizados”, en particular los que entran en el país desde el territorio de Irán.
Según un informe elaborado por el ‘think thank’ ODI, en la provincia de Nimroz, “los 5,1 millones de los ingresos recaudados por los talibanes por producción y comercio de drogas ilegales resultaron ser solamente una mínima parte de los 40,9 millones de ingresos ganados de gravámenes sobre bienes en tránsito y petróleo”.
No obstante, se estima que en los últimos años se disparó la producción y el tráfico de metanfetaminas, seguido por el de opiáceos.
Presiones financieras
A comienzos de esta semana, el portavoz del movimiento talibán, Zabihullah Mujahid, aseguró en rueda de prensa que el país tiene el objetivo de renunciar la producción y tráfico de drogas a fin de “reactivar su sistema financiero”.
“Desde ahora Afganistán estará libre de drogas, pero necesitamos ayuda de todo el mundo”, aseveró Mujahid.
Sin embargo, aunque el movimiento tomó el poder hace menos de una semana, el presidente de Vizier Consulting, Arif Rafiq, asegura que el país ya se está “quedando sin tiempo para reavivar la confianza”.
Según Financial Times, la llegada al poder de los talibanes se tradujo en grandes presiones financieras que chocaron con el bloqueo de las reservas de su banco central por parte de EE.UU., lo que derivó en la imposibilidad de pagar salarios a funcionarios o de hacer que el país funcione.
Asimismo, según el diario, a pesar de que los talibanes podrían atraer a una parte de los afganos cansados de los sobornos del antiguo Gobierno, la población del país se apresuró a sacar sus fondos de los bancos.
“Este tipo de perturbación ya empieza a minar el espacio financiero construido por los talibanes”, sostiene Mansfield.