El presidente argentino, Alberto Fernández, volvió a desatar una oleada de críticas al asegurar que en el país hay “descendientes que se convirtieron en afroamericanos”, lo que generó una confusión después del escándalo internacional que provocó hace unos días al afirmar que los mexicanos descendían de los indios, los brasileños del Amazonas y los argentinos de los barcos.

Fernández aprovechó el Día de la Bandera para ofrecer un discurso en el que quería destacar la diversidad poblacional. El problema es que evadió la recomendación que le hizo su equipo de comunicación para que elabore mensajes por anticipado y deje de improvisar con el fin de evitar nuevas controversias.

“La patria somos todos nosotros, vivimos en un territorio inmenso, somos el octavo país del mundo en territorio, muy diverso en gente. Tenemos nuestros pueblos originarios, tenemos descendientes que se convirtieron en afroamericanos, tenemos migrantes y descendientes de migrantes. Es una sociedad muy plural”, afirmó durante un acto realizado en la residencia presidencial de Olivos, ubicada en la provincia de Buenos Aires.

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“Todos los días luchamos para que esa diversidad sea motivo de orgullo, de trabajo cotidiano, donde nunca nadie padezca diferencias y todos seamos respetados”, agregó.

De inmediato, en redes sociales se dispararon las burlas por lo que algunos usuarios consideraron un nuevo error del presidente con respecto a la población argentina.

En defensa del presidente, otros consideraron que tenía razón, ya que las personas nacidas en el continente americano y de padres africanos, efectivamente son afroamericanos, aunque esa definición de inmediato remite únicamente a la población estadounidense.
Orígenes

Algunos comentaristas aprovecharon para abordar con seriedad el tema y recordaron que, de acuerdo con el último censo realizado en 2010, en Argentina hay por lo menos 1,5 millones de afrodescendientes. En la última década el número es mayor debido a la constante migración de ciudadanos oriundos predominantemente de Senegal.

Además, en los siglos XVIII y XIX Buenos Aires fue uno de los principales puertos por el que ingresaban al continente americano esclavos traídos de África. La esclavitud fue abolida en 1853 y la población negra, que nunca dejó de ser discriminada y comenzó a disminuir, fue invisibilizada por completo en las décadas siguientes, al igual que los pueblos indígenas.

Las masacres contra los pueblos originarios y el silencio en torno a los africanos y sus descendientes reforzó el mito de que Argentina era un país formado fundamentalmente por europeos blancos que vinieron por millones y en distintas oleadas migratorias impulsadas por los gobiernos de la época.

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