EE.UU. desplegó repetidamente distintos portadores de armas estratégicas, incluidos grupos de ataque de portaviones, en el mar de China Meridional a lo largo de 2020. La intensidad de esta presencia militar y las maniobras que pretendían disuadir a China de sus avances en el Pacífico no tenían precedente, según muestra un nuevo informe de expertos cuyos datos clave recoge este 12 de marzo el periódico Global Times.

El despliegue estadounidense fue extraordinario en términos de escala, número y duración de las actividades, consideran en el laboratorio de ideas South China Sea Strategic Situation Probing Initiative, con sede en Pekín.

Su director, el profesor Hu Bo, ha destacado los ejercicios compartidos llevados a cabo por dos grupos de ataque de portaviones en dos ocasiones en medio mes en distintas combinaciones en julio de 2020, algo que su análisis cataloga como una medida poco común. La manera de actuar de estas flotillas estuvo “muy orientado al combate”, afirmó Hu, que justificó su afirmación con varios argumentos tácticos.

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Además, el Pentágono envió en cerca de mil ocasiones a las costas chinas varios tipos de aviones espía, incluidos los de patrulla antisubmarina P-8A y los aviones de reconocimiento electrónico EP-3E. La frecuencia y la intensidad de la actividad de reconocimiento estadounidense aumentó cada vez que los buques de la Armada de EE.UU. llevaban a cabo alguna maniobra en la región (como las llamadas operaciones pro libertad de navegación cerca de las islas Xisha y Nansha) o China realizaba importantes operaciones.

EE.UU. utilizó algunos enfoques nuevos en el reconocimiento en 2020, como el uso de códigos falsos de identificación de aeronaves para camuflar aviones de reconocimiento bajo la apariencia de vuelos de pasajeros de países como Malasia, algo que afectó la regulación de la aviación civil y la seguridad de los vuelos. El Pentágono utilizó también aviones de reconocimiento de empresas de defensa privadas.

Hubo también nueve acciones militares de EE.UU. que Hu califica de “invasión de islas o arrecifes” en el mar de la China Meridional, el número más alto en los últimos años en términos de frecuencia e intensidad.

Bajo el impacto de la pandemia del coronavirus, el Pentágono redujo la escala y el número de sus ejercicios en el mar de la China Meridional, pero las limitaciones, según el informe, no impidieron que los militares estadounidenses se reunieran con sus aliados “para una diplomacia de cañoneros”, y esas aguas vieron varios ejercicios bilaterales y multilaterales con países como Japón y Australia.

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