Este desastroso récord se alcanzó en buena parte debido a las temperaturas extremadamente altas registradas de junio a noviembre de este año, que al mismo tiempo fueron los meses más calientes jamás reportados.

Por si fuera poco, los científicos afirman que es muy probable que este registro sea el más alto de los últimos 125,000 años a nivel mundial, basándose en la reconstrucción de los registros de temperaturas a partir de pruebas físicas como estratos, sedimentos, los anillos de los árboles y las capas de hielo polar acumuladas con el tiempo.

Las actividades humanas -principalmente las emisiones de gases de efecto invernadero- se mantienen como el factor detonante de esta condición, inequívocamente. Todos los esfuerzos diplomáticos, organizacionales y de cooperación internacional no han servido de mucho para cambiar las alarmantes tendencias.

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El estilo de vida, la explosión demográfica, el consumismo, deforestación, contaminación, basura, los modelos económicos, el uso de combustibles fósiles, fertilizantes químicos y la producción de alimentos siguen incrementando el impacto nocivo al medio ambiente y contribuyendo al cambio climático.

Más de la mitad de la población mundial sufre ya las consecuencias de la disminución de la disponibilidad de agua, la sustancia más crítica y fundamental de la vida. Nuestro planeta se erosiona, deseca, desertifica y todo el entorno natural va desapareciendo; arrasando con toda la biodiversidad, los ecosistemas y miles de especies, lo que pone en riesgo la propia supervivencia del ser humano.

2023 nos dio diversos ejemplos de lo que nos depara el futuro: grandes metrópolis enfrentando las consecuencias de la escasez, miles de seres humanos luchando por una dotación mínima de agua y los efectos secundarios en la salud, higiene y convivencia social.

La mayoría de las principales capitales del mundo, especialmente las más pobladas, están a menos de 10 años de llegar a la hora cero. Así es, el agua se habrá agotado, será muy difícil y costoso tenerla disponible para todos. Las consecuencias sociales y económicas enormes, los daños irreversibles y las futuras generaciones pagarán una factura muy alta por lo que dejo de hacerse hoy, ahora, aquí

Las sequías prolongadas, implican además mayor contaminación aérea, más tolvaneras, enfermedades respiratorias y gastrointestinales, la desecación disemina la materia orgánica putrefacta y la lleva a todas partes.

Por si fuera poco, los incendios forestales también se hicieron notar durante el año; Europa, África el sudeste asiático, todo el continente americano aparecen en el recuento de los daños. Enormes nubes de humo, la altura y el color de las llamas, la voracidad del fuego y la desesperación de los pobladores y la fauna se hicieron virales durante semanas, pero pocos entendieron las terribles consecuencias. Se calcula que estos siniestros significaron la emisión de más de 4 mil millones de toneladas de CO2 a la atmósfera.

A esto se suman la terrible pérdida de vidas y daños económicos que sobrepasan varios miles de millones de dólares y que aún se encuentran en evaluación y, de hecho, se mantienen como incendios activos. Otro lamentable récord, en el 2023 se reportaron 5 veces el promedio anual de incendios forestales de los últimos 20 años, incluyendo zonas que jamás habían experimentado tales adversidades. 

En contraste; huracanes, tornados y tormentas de una fuerza descomunal, impredecibles, cuyo comportamiento inédito también significo récords históricos; lluvia, granizo y nieve que arrasaron con todo a su paso, deslaves, inundaciones, oleaje y desbordamiento de ríos. Parecería que el mundo intenta enviarnos señales para que reaccionemos antes de que sea demasiado tarde.

Para millones de familias todo esto significa volver a rehacer la vida desde prácticamente cero, los desastres ligados al cambio climático están alterando toda la economía. No hay seguros, ni medidas preventivas que alcancen a cubrir los riesgos actuales, no se cuenta con la infraestructura y servicios de emergencia para hacerle frente a sus consecuencias y la capacidad de reconstrucción siempre está sujeta a la corrupción imperante.

Cerca del 60% de la población mundial se encuentra en las llamadas zonas de riesgo, miles de millones de seres humanos están a merced de fuerzas más allá de su comprensión, que verán como el agua se acerca en las costas mientras que desaparece en lagos y ríos del interior. Millones de toneladas de cosechas pérdidas sea por falta o por exceso de lluvia; todos los patrones estacionales alterados.  

Las consecuencias sociales y políticas originan flujos migratorios, alto desempleo y el aumento de todos los costos incluidos el de vivienda, servicios, reparaciones, mantenimiento y coberturas generales. Un caldo de cultivo también de pronóstico reservado y que impacta severamente sobre las finanzas públicas. 

Aunque todavía una gran parte de la humanidad se mantiene escéptica e indiferente ante el cambio climático, muy pronto los efectos extendidos del mismo seguramente les obligaran a por lo menos tomar conciencia de la urgente necesidad de actuar.

Existen esfuerzos notables de organizaciones, científicos, lideres, organizaciones y empresas ejemplares, sus ideas, reflexiones, innovaciones tecnológicas y empeño nos dan una ligera esperanza.

Que 2024 sea un año a favor de la humanidad y del medio ambiente, por el bien de todos.

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