El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, emprende el domingo su primer viaje a México donde se reunirá con sus homólogos mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y canadiense, Justin Trudeau, en una cumbre en la que la crisis migratoria y el narcotráfico tendrán especial protagonismo.
Y es que el cónclave tiene lugar pocos días después de que Biden presentara un nuevo plan que prevé devolver a México a migrantes irregulares de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Haití, y de que las autoridades mexicanas capturaran al narcotraficante Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, buscado por Estados Unidos.
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Antes de aterrizar a la capital mexicana, Biden hará una parada en El Paso, Texas, en su primera visita como presidente a la frontera con México, una región que ha estado evitando durante dos años en medio de críticas de la oposición republicana.
El lunes se reunirá en Ciudad de México con el presidente López Obrador y el martes se unirá a la conversación el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, con la celebración de la Cumbre de Líderes de Norteamérica, conocida como la reunión de “Los Tres Amigos”.
Este es el primer viaje de Biden a Latinoamérica desde que asumió el cargo hace dos años. El último presidente estadounidense que visitó México fue Barack Obama en 2014.
Sobre la mesa de negociaciones en “la Cumbre de los Tres Amigos”, que se vieron las caras por última vez en Washington en 2021, hay una gran variedad de temas, como la migración, el narcotráfico, el comercio y la crisis climática.
Pero para la Casa Blanca, el asunto prioritario es el de la crisis migratoria a la frontera, que vive llegadas récord de migrantes del continente que intentan entrar a Estados Unidos.
El nuevo plan presentado por Biden el jueves y aplaudido por el gobierno mexicano contempla entregar 30 mil permisos humanitarios mensuales para migrantes venezolanos, cubanos, nicaragüenses y haitianos que tengan un patrocinador en Estados Unidos.
Por contra, aquellos que crucen la frontera sin permiso serán devueltos inmediatamente a México y se les vetará la entrada al país durante cinco años.
Según Biden, el gobierno de López Obrador ha accedido a aceptar el retorno cada mes de 30 mil personas de estas cuatro nacionalidades.
El portavoz del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca, John Kirby, dijo en una rueda de prensa previa al viaje que ese es “un ejemplo de la estrecha cooperación sobre migración” entre Estados Unidos y México.
Los migrantes serán expulsados en virtud del Título 42, una polémica política sanitaria instaurada por el expresidente republicano Donald Trump (20117-2021) y que sigue vigente por orden del Tribunal Supremo.
Otro asunto que preocupa mucho a la Casa Blanca es el narcotráfico, especialmente de fentanilo, una sustancia que está detrás de buena parte de las muertes por sobredosis en Estados Unidos.
La agencia antidrogas de ese país (DEA) incautó durante 2022 suficiente fentanilo como para “matar a toda la población” estadounidense.
México quiere demostrar que llega a la reunión con los deberes hechos tras haber capturado el jueves a Ovidio Guzmán, a quien Estados Unidos pide en extradición.
Guzmán ya fue capturado en 2019, pero López Obrador se vio entonces obligado a liberarlo horas después por la violencia con la que respondió el cártel de Sinaloa a su arresto.
A cambio, el gobierno mexicano pedirá a Biden más esfuerzos para frenar el tráfico de armas estadounidenses a México, utilizadas en los miles de homicidios que sufre cada año el país latinoamericano.