Conocida como ‘La Perla del Danubio’ y considerada una de las capitales más bellas del mundo, Budapest cumple este viernes 150 años de su fundación formal, aunque sus orígenes se remontan al menos hasta la era romana.

Budapestinos y turistas están invitados a participar en diversos eventos para celebrar durante el fin de semana el aniversario de la fundación de la ciudad el 17 de noviembre de 1873 mediante un decreto que unió a Pest, Buda, Óbuda y la isla Margarita, localidades separadas por el río Danubio.

CIUDAD MULTICOLOR

“Budapest es la ciudad de la diversidad y por las experiencias del último siglo y medio sabemos que una ciudad solo tiene éxito cuando las diferencias se complementan”, dijo el alcalde de Budapest, Gergely Karácsony, al presentar el programa de las celebraciones.

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Éste incluye un amplio abanico de exposiciones, conciertos, conferencias e instalaciones artísticas, así como la presentación de la “Gran novela de Budapest”, creada por 23 escritores contemporáneos, uno por cada distrito de la urbe.

“La cultura de Budapest está determinada por su carácter multicolor, formada por los húngaros, alemanes, judíos, serbios, eslovacos que vivieron en la ciudad”, explicó a EFE el director del Museo Kiscelli, el historiador Roland Perényi.

HISTORIA MILENARIA

Las ciudades que hace 150 años se unieron para convertirse juntas en Budapest contaban ya con una larga historia, que se remonta a la era romana, cuyo centro regional era la localidad de Aquincum, o sea la actual Óbuda, que, situada al norte de Buda, dejó entre su herencia varios anfiteatros.

En los siglos posteriores se desarrolló como una localidad agrícola con población mayoritariamente alemana y acogió a los judíos que no tenían permitido asentarse en Pest y Buda, destacó Perényi.

Después de 1873 los judíos se instalaron en barrios más centrales de Budapest. Muchos de ellos se asimilaron rápidamente a la cultura local y se convirtieron en importantes inversores, artistas y mecenas.

Al otro lado del Danubio se instaló la localidad de Contra Aquincum, la posterior Pest y hoy centro de la capital húngara.

Habitada principalmente por húngaros, Pest experimentó un desarrollo sobre todo urbano y comercial.

Buda, con una población predominantemente alemana, fue capital del reino húngaro en varias ocasiones a partir del siglo XIII. Su palacio real, uno de los iconos actuales de la ciudad, comenzó a construirse en 1241.

Entre 1541 y 1686 los otomanos ocuparon estos territorios y dejaron para siempre sus huellas en la ciudad, como los baños termales, mientras que en el sur de Buda aparecieron asentamientos serbios.

“Esa dualidad entre Pest y Buda se conserva hasta el día de hoy, es diferente ser de Buda que de Pest”, apuntó el historiador.

UNIFICACIÓN Y AUGE URBANO

La creación de Budapest (1873) tuvo lugar seis años después del establecimiento del imperio austrohúngaro, cuando en 1867 se equiparó, bajo el mismo monarca, el estatus del Reino de Hungría con el del Imperio austríaco.

El momento coincidió con el surgimiento de tendencias nacionalistas entre los pueblos del imperio y los húngaros “querían fortalecer las ideas nacionales”, añadió Perényi.

Tras su creación, Budapest experimentó un “desarrollo muy rápido”: para finales del siglo ya contaba, por ejemplo, con la primera línea de metro en Europa continental.

“A finales del siglo XIX e inicio del XX la ciudad tenía un magnetismo especial dentro del imperio, que atraía a los jóvenes de todas las regiones”, subrayó Perényi, recordando que el húngaro hablado hoy en Budapest conserva palabras alemanas, judías o eslavas.

Tras esa “era de oro”, la ciudad fue golpeada por las dos guerras mundiales y cayo luego bajo la órbita de la Unión Soviética.

En la era comunista (1947-1989), Budapest registró un importante crecimiento en territorio y población, alcanzando un pico de dos millones de vecinos en 1980, cifra que no ha vuelto a recuperar tras la transición a la democracia.

Actualmente, la población es de poco menos de 1.7 millones. 

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