El optimismo crece sobre las negociaciones para el regreso de Estados Unidos al acuerdo nuclear iraní.

Al término de las nuevas conversaciones de esta semana en Viena, es el jefe de la delegación rusa, el embajador Mikhail Ulyanov, el que fija en tres semanas la posible conclusión de las negociaciones.

Un resultado en línea con el objetivo de lograr la eliminación de las sanciones estadounidenses en las elecciones del 18 de junio en la República Islámica, en las que los moderados del presidente Hassan Rohani parten en desventaja respecto a los fundamentalistas, hostiles al diálogo con Washington y cada vez más al ataque del ejecutivo.

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Estados Unidos y varias potencias europeas acordaron con Irán en 2015 frenar el programa nuclear de la república islámica a cambio de aliviar las sanciones contra Teherán.

El Guía Supremo, Ali Khamenei, definió hoy como un “gran error” las críticas contenidas en el audio robado y difundido por la oposición en el exilio del canciller Mohammad Javad Zarif hacia los militares y el general pasdarán Qassem Soleimani, héroe nacional tras el asesinato en la redada estadounidense en Bagdad en enero de 2020.

Palabras por las que el propio jefe de la diplomacia pidió disculpas a la familia del “mártir”.

En tanto, tras la nueva ronda de encuentros de la comisión conjunta entre Irán y los 4 + 1 (Francia, Alemania, Reino Unido, Rusia y China), con mediación de la UE, Moscú habla de “optimismo prudente pero creciente”.

Un “éxito inseguro, pero no imposible”, filtraron fuentes diplomáticas europeas. Pero todos, según Ulyanov, “notaron el progreso indiscutible” de las negociaciones. En tres mesas separadas, los sherpas seguirán reuniéndose sin parar para plasmar en concretos “los elementos del futuro acuerdo”, incluido el fin del embargo impuesto por Donald Trump desde 2018, de cara a una nueva cumbre política el fin de semana.

La señal de una aceleración parece venir directamente de la Casa Blanca, donde el presidente Joe Biden, según pudo apreciarse desde el canal 12 de televisión israelí, se reunió el pasado viernes con el jefe del Mossad, Yossi Cohen, enviado a Washington por el primer ministro, Benjamin Netanyahu junto con el asesor de Seguridad Nacional, Meir Ben Shabat, para intentar frenar las aperturas hacia Teherán.

Una entrevista inesperada, especialmente desde que Biden, desde que asumió el cargo, aún no se ha reunido con miembros del gobierno israelí, y organizada según la televisión con poca antelación, quizás precisamente en vista de un punto de inflexión en las negociaciones en Viena.

Sobre las negociaciones vuelve a pesar también la cuestión de los detenidos en Irán con pasaporte extranjero.

Washington desmintió el intercambio de cuatro prisioneros con Irán, inmediatamente después del anuncio de los medios de Teherán de que el acuerdo incluía la liberación de 7.000 millones de fondos congelados en Corea del Sur y también involucraría a Londres, con la liberación de la iraní-británica Nazanin Zaghari-Ratcliffe -cuyo tratamiento fue definido por el gobierno de Boris Johnson como una “tortura”- a cambio de pagar una antigua deuda de 400 millones de libras (cerca de 460 millones de euros) por suministros militares nunca entregaros.

Londres también confirma que no se ha alcanzado un acuerdo.

Pero podría ser solo cuestión de tiempo. Las negociaciones, explican fuentes del Foreign Office, aún están “en curso”.

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