El Kremlin ve la cumbre de la OTAN como un nuevo intento de aislar a Rusia, mientras la campaña militar en Ucrania sería solo una excusa para ampliar la Alianza Atlántica a dos de sus vecinos: Finlandia y Suecia.

La agenda aliada durante las últimas décadas habría consistido en “expandirse, cerrar el cerco en torno a Rusia, ampliar su presencia militar en las fronteras rusas, suministrar nuevo armamento (a Ucrania) e infringir todas las normas y reglas vigentes”, aseguró María Zajárova, portavoz de Exteriores.

Mientras la OTAN se propone declarar en Madrid a Rusia su “principal amenaza”, Moscú considera que en Ucrania no solo combate contra el Ejército ucraniano, sino también contra los países aliados.

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Sea cual sea el resultado de la cumbre aliada, Rusia cree que “el ingreso de Ucrania en la OTAN es varias veces más peligrosa” que el de finlandeses y suecos, especialmente desde el punto de vista de la seguridad de la anexionada península de Crimea.

“Cualquier intento de apoderarse de Crimea sería una declaración de guerra. Y si lo hace un país de la OTAN sería conflicto con toda la Alianza, la Tercera Guerra Mundial, una catástrofe total”, advirtió Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia.

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Décima ampliación aliada

Recientemente, el presidente ruso, Vladímir Putin, aseguró que no considera que Finlandia y Suecia representen una amenaza directa para la seguridad de su país, como sí lo era Ucrania antes del inicio de la actual “operación militar especial”.

“Todo depende de las condiciones de ingreso. Lo que Putin quiere decir es que lo que sería una amenaza es la aparición de infraestructuras de la OTAN en territorio sueco y finlandés”, comentó a Efe Andréi Gromiko, director del Instituto de Europa.

Gromiko considera que lo ideal sería que los países escandinavos ingresaran en el bloque euroatlántico, pero no en su estructura militar ni en el Grupo de Planificación Nuclear.

Recuerda que en 1966 el líder francés, Charles De Gaulle, sacó a su país de la estructura militar, a la que volvió con el presidente Nicolas Sarkozy, aunque reconoce que finlandeses y suecos parecen dispuestos a entrar en todos los organismos aliados.

“Es lo que propusimos los especialistas rusos. Que ingresen por ahora sólo en la estructura política, no la militar”, explica. Y recuerda que Finlandia tuvo unas magníficas relaciones con la URSS y Suecia fue durante 200 años un país neutral.

El experto ruso destaca que Finlandia y Suecia no sólo prohíben por ley el despliegue de armamento nuclear en su territorio, sino que en el caso del primero tampoco autoriza que la aviación estratégica utilice su espacio aéreo.

Actualmente, Suecia sí permite que bombarderos estadounidenses sin armamento nuclear sobrevuelen su espacio aéreo.

“¿Qué pasará después del ingreso? ¿Habrá un aumento de la infraestructura militar? ¿Aparecerán nuevas bases? Aún en el mejor de los casos, la décima ola de ampliación de la OTAN provocará un aumento de la tensión en la región del Báltico. Es inevitable. No esperan unos meses muy complicados”, afirmó Gromiko.

A la espera de la respuesta rusa

En su momento, Rusia advirtió a ambos países con medidas de respuesta “técnico-militares”, ya que la adhesión finlandesa coloca la frontera aliada a unos 200 kilómetros de la segunda ciudad rusa, San Petersburgo, y del puerto de Múrmansk, en cuya cercanía se encuentra la base de la Flota del Norte.

Al reunirse el sábado con su principal aliado, el bielorruso Alexandr Lukashenko, Putin denunció que EE.UU. dispone de “200 cargas nucleares tácticas” en territorio de seis países europeos.

Según el jefe del Kremlin, la OTAN tendría 257 aviones preparados para portar esas cargas nucleares.

Con todo, Putin opinó que, por el momento, “no es necesario” responder “simétricamente” a las patrullas de esos aviones aliados cerca de las fronteras de la Unión Estatal Rusia-Bielorrusia.

Eso sí, el portavoz presidencial, Dmitri Peskov, recordó hoy que el Ministerio de Defensa está trabajando “en el reforzamiento del flanco occidental a la luz de los nuevos peligros generados por las acciones de la Alianza”.

Se refería al anuncio del secretario general aliado, Jens Stoltenberg, de que el bloque incrementará las fuerzas de alta disponibilidad a “más de 300 mil” efectivos, algo decidido mucho antes de la cumbre de Madrid.

“Es la continuación de la inadmisible -y que viola todos los acuerdos y promesas previas-, política de la OTAN de expansión en el territorio de la antigua Unión Soviética, de la política de acercamiento de la Alianza y de su infraestructura militar hacia las fronteras rusas”, señaló este lunes el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.

Y recalcó que “hace mucho tiempo” que Rusia fue declarada “enemigo” de la OTAN por negarse a aceptar un “orden mundial neoliberal”.
Kaliningrado, primer asalto

El primer asalto en el marco de la actual escalada de tensión entre Rusia y la OTAN, al margen de Ucrania, se produjo en el enclave báltico de Kaliningrado, encajado entre Polonia y Lituania, dos estrechos aliados de Kiev.

La decisión de Lituania de suspender parcialmente el tránsito de algunas mercancías sancionadas por la Unión Europea (UE) por tren y carretera llevó a Rusia a denunciar el “bloqueo” de su territorio, lo que Gromiko considera motivo suficiente para un “casus belli”.

El país báltico adujo que sólo sigue al pie de la letra las sanciones impuestas por la Unión Europea, pero Moscú anunció “muy duras” represalias.

“Hay muchas opciones, muchas de ellas de carácter económico, capaces de cortarle el oxígeno a nuestros vecinos bálticos que han incurrido en acciones hostiles contra nosotros”, dijo Medvédev.

En último momento las tropas rusas siempre podrían acceder a Kaliningrado a través del corredor de Suwalki -un acuerdo de 2004 permite el tráfico militar y civil entre Rusia y Kaliningrado- y aislar a los tres países bálticos del resto de la geografía aliada.

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