La presidenta peruana, Dina Boluarte, pidió el martes una tregua a quienes protestan desde hace casi dos meses para exigir su renuncia y la de los integrantes del Parlamento en manifestaciones que han dejado más de medio centenar de fallecidos en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
La respuesta de la calle fue una nueva jornada de movilizaciones en Lima que registró choques entre manifestantes y policías en el centro histórico de la capital peruana.
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“Sentimos impotencia. La tregua de vida por la presidenta es mentira; sigue disparando tiros incluso en la cabeza y en el tórax”, dijo Fabián Vivián, un obrero de 30 años.
Los manifestantes respondieron el martes a la decena de bombas lacrimógenas lanzadas por la policía en la tarde con gritos de asesinos. Otros lanzaron piedras y algunos usaron luces verdes con las que hostigaban a los policías.
“Esa vieja maldita, ojalá, se pudra en la cárcel junto a Alberto Fujimori”, comentó Juana Quispe, una vendedora ambulante que comercia huevos sancochados y que se frotaba los ojos enrojecidos por el efecto de los gases.
La presidenta Boluarte dijo por la mañana en conferencia de prensa que la tregua propuesta busca entablar mesas de diálogo “y, mejor aún, para poder fijar la agenda por cada región y desarrollar a los pueblos”.
“No me voy a cansar de llamarlos al diálogo a la paz y a la unidad”, indicó Boluarte desde el palacio presidencial.
Las marchas y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, que hasta hace una semana eran principalmente en el sur de los Andes, llegaron a la capital y el martes cientos de manifestantes caminaron por las calles del distrito más rico, San Isidro, pidiendo la dimisión de la mandataria.
Boluarte dijo que se quedará en el poder hasta la fecha que acuerden los legisladores, quienes siguen sin convocar una reunión que ratifique el pedido aprobado en primera votación en diciembre para que las elecciones generales sean en abril de 2024. “No tengo ninguna intención de quedarme como presidenta, más allá de lo que en el adelanto de elecciones hayamos fijado”, dijo.
En contraste con la preocupación internacional por el exceso de fuerza en la respuesta de los uniformados a las manifestaciones, la mandataria defendió el trabajo “inmaculado” de la policía. También acusó a narcotraficantes, mineros ilegales y contrabandistas de impulsar las protestas.
Las 56 muertes en menos de dos meses de gobierno de Boluarte, reportadas por la Defensoría del Pueblo hasta el lunes, han enardecido a los manifestantes integrados principalmente por campesinos de los Andes, pero también por universitarios y migrantes de la región andina en Lima.
El martes cerca de un centenar de manifestantes se congregaron ante la embajada de Perú en Quito, en Ecuador, donde con gritos y pancartas rechazaron la represión en su país y la gestión de Dina Boluarte. Con música de los andes peruanos de fondo, exhibían pancartas en las que calificaban de asesina a la presidenta y evocaron proclamas de lucha.
Godira Miranda, del Cusco y quien reside 30 años en Ecuador, dijo a la AP que la protesta en Quito es para apoyar a todos los manifestantes en Perú y para exigir que no haya más matanzas “esa presidenta es indolente, a mi no me representa, como mujer tengo vergüenza”, mientras Agustín Cachipuendo, un indígena ecuatoriano, dijo que respalda a sus hermanos de Perú y al igual que ellos “exigimos a la presidenta Boluarte que renuncie y que renuncien todos en el Congreso”.
La sede diplomática estaba custodiada por unos 20 policías, pero la manifestación, aunque bulliciosa, se mantuvo de forma pacífica.
Las protestas comenzaron después de que Boluarte —quien era vicepresidenta del mandatario Pedro Castillo, el primer presidente de origen rural de Perú— jurara el 7 de diciembre como nueva mandataria. Ella había prometido exactamente un año antes que si el mandatario era cesado, renunciaría al cargo porque su lealtad era “a prueba de balas”.
Castillo fue destituido ese mismo 7 de diciembre tras un intento fallido de disolver el Congreso para evitar una votación que buscaba removerle del cargo.