El “nuevo orden mundial” propuesto por el presidente de EE.UU., Joe Biden, no parece despertar entre sus socios un verdadero interés por cooperar con el país norteamericano, lo que no es de extrañar, y que su objetivo final pasa por “servir a los intereses económicos” de Washington, escribe la columnista Rachel Marsden en la página web de RT.

EE.UU. es “ese amigo” que “sencillamente no puede relajarse ni tomarse las cosas con calma”, porque tiene que tener todo bajo control y todo “tiene que girar en torno a ellos, en sus plazos y condiciones”. Pero, “el mundo está cansado de eso”, de esa ‘amistad’ que Washington ha brindado durante las últimas décadas, explica la periodista en un artículo publicado este martes.

El viernes pasado Biden formuló una nueva invitación a un “nuevo orden mundial”. “Tenemos la oportunidad de hacer cosas, si somos lo suficientemente audaces y tenemos la suficiente confianza en nosotros mismos para unir al mundo de manera como nunca lo ha estado”, declaró el inquilino de la Casa Blanca.

Un mundo “más caótico”

Sin embargo, Marsden recuerda que la audacia y la confianza de Washington han conducido a bombardeos unilaterales para cambiar regímenes, a armar a representantes yihadistas en Afganistán contra los soviéticos y en Siria contra su presidente Bashar al Assad, así como a los neonazis de Azov en Ucrania. “Nada de eso ha hecho del mundo un lugar mejor, sólo más caótico”, reitera.

“Vivimos un período de posguerra durante 50 años en el que [el mundo] funcionaba bastante bien, pero esto, de alguna manera, se quedó sin vapor. […] Se necesita un nuevo orden mundial”, continuó el mandatario estadounidense, lo que lleva a la periodista a hacerse otra pregunta: “¿Para quién ‘funcionó bastante bien’?”. Marsden opina que, seguramente, no funcionó nada bien para América Latina, sometida a la constante injerencia de EE.UU. en beneficio de sus propios intereses, ni para Oriente Medio, que sirvió como “gasolinera” para el país norteamericano.

La periodista destaca que incluso la Unión Europea ha sido usada por Washington, ya que gran parte del bloque ha pasado de ser “un conjunto de aliados de mentalidad independiente a ser mayoritariamente un vasallo monolítico que vela por los intereses estadounidenses a expensas de los suyos propios”.

Asimismo, recuerda que el gasoducto Nord Stream para el envío de gas ruso a la UE “estalló” unos meses después de que Biden reiterara que no permitiría que se pusiera en marcha si Rusia “invade” Ucrania.

“Si Rusia invade, es decir, si tanques y tropas cruzan de nuevo la frontera con Ucrania, ya no habrá Nord Stream 2”, declaró el mandatario estadounidense tras una reunión con el canciller alemán Olaf Scholz. “Pondremos fin a ello”, agregó.

Confianza ciega

Tras las promesas de ayuda dadas por Biden a sus socios europeos a cambio de respaldar la estrategia de Washington en Kiev, los líderes de la UE se están dando cuenta de que su propia confianza ciega les va a salir cara, enfatiza Marsden.

Ahora no sólo sufren de una dependencia excesiva del combustible estadounidense que está ayudando a impulsar la inflación, sino que también están atrapados en la Ley de Reducción de la Inflación de Biden (IRA, por sus siglas en inglés), adoptada en agosto de 2022, que perjudica aún más a las exportaciones industriales europeas, que ya están sometidas a los altos costos de energía, en beneficio de los fabricantes estadounidenses.

“Biden se pregunta por qué parece haber una pérdida de interés en cooperar con Estados Unidos en sus propios términos bajo el viejo orden mundial que dominaba”, escribe la periodista, alegando que si es así como el país norteamericano ha estado tratando a sus aliados más cercanos, entonces no es ninguna sorpresa “que el resto del mundo no esté precisamente entusiasmado con cualquier otra cosa que EE.UU. quiera organizar para todos”.

“Sea realista, hombre”

En su discurso del pasado viernes, Biden también aseguró que existen oportunidades para “mejorar las perspectivas de paz”. “Sea realista, hombre”, replica la periodista, argumentando de que cualquier nuevo enfoque propuesto por Biden, miembro del ‘establishment’, existirá con un propósito, como siempre ha sido: el de “servir a los intereses económicos de EE.UU.”.

Para la columnista, el nuevo orden mundial que Biden está “vendiendo” suena como “ese tipo de fiesta” cuyo anfitrión constantemente hará “discursos sobre sí mismo” y obligará a sus invitados a participar en juegos “molestos” que “nadie [excepto él] encuentra divertidos o beneficiosos”. No obstante, al mandatario, al parecer, “ya le preocupa que esta vez muchas de las invitaciones se queden sin respuesta, incluso si corre el riesgo de ser bombardeado en su casa como resultado de este rechazo”.

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