(SPI).-  Durante esta época de cuaresma, la Iglesia Católica llamó a cambiar de vida para ser mejores discípulos y desterrar la violencia, odios y rencores.

El vocero de la Arquidiócesis de Xalapa, José Manuel Suazo Reyes  dijo que todos son conscientes de que vivimos tiempos difíciles y que el tejido social está seriamente dañado y los problemas que nos afectan son multifactoriales.

“Las manifestaciones de violencia no conocen límites ni fronteras; vivimos épocas de luto, nuestra patria está dañada por la violencia y dispersa por el miedo y la inseguridad. Nuestra patria ocupa los primeros lugares en muchos aspectos negativos”, expuso.

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Señaló que no podemos vivir así y ese no puede ser jamás nuestro destino, por lo que lamentó que algunos falsos profetas se aprovechen, como dice el Papa Francisco, de las emociones humanas “para producir esclavos y llevarlos a donde quieren”.

“¿Cuántos hijos de Dios se dejan fascinar por las lisonjas de un placer momentáneo, al que se le confunde con la felicidad?”, “¿Cuantos viven como encantados por la ilusión del dinero?, que los hace en realidad esclavos del lucro o de intereses mezquinos”, recordó las palabras del Papa.

El sacerdote afirmó que todo esto se transforma en violencia que se dirige contra aquellos que consideramos una amenaza para nuestras «certezas»: el niño por nacer, el anciano enfermo, el huésped de paso, el extranjero, así como el prójimo que no corresponde a nuestras expectativas.

“El enfriamiento de la caridad es la raíz de la cultura de la muerte que estamos viviendo. El Papa Francisco se refiere también a la creación y a las comunidades cristianas. También la creación sufre este enfriamiento de la caridad”, agregó.

Indicó que esta es la realidad que nos toca vivir en esta época y la vida cristiana está llamada a ser, con la ayuda de la gracia divina, sal que dé sabor a la existencia y una luz portadora de esperanza.

“El cristiano lleva dentro de sí semillas de trascendencia que debe hacer germinar porque su horizonte no se agota con las realidades de este mundo. A esto nos referimos cuando decimos que la Cuaresma nos dispone para participar en el misterio pascual de Cristo”.

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