El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, se reunió el lunes en la capital de Colombia con el presidente izquierdista Gustavo Petro, quien abiertamente ha criticado la política antinarcóticos, un tema medular en la relación bilateral.

Blinken aseguró que con respecto a la lucha contra el narcotráfico, Estados Unidos respalda el “enfoque holístico” que está adoptando Petro a través de la justicia, el desarrollo de las comunidades, la protección ambiental, y la reducción de la oferta y la demanda.

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“Estamos en sintonía al respecto, ambos estamos pensando en enfoques integrales, no hay una única solución para todos los problemas”, señaló Blinken a la prensa en una declaración conjunta con Petro en el palacio presidencial.

Desde que se posesionó en agosto como el primer presidente de izquierda en la historia de Colombia, Petro ha insistido en hacer cambios en la política antidrogas, que considera que hasta ahora ha “fracasado” y en diversificar la agenda bilateral con Estados Unidos, acentuando los esfuerzos por mitigar el cambio climático.

El cambio de la estrategia antinarcóticos, señaló Petro, pasa por una reforma agraria y la sustitución de cultivos ilícitos, estrategias que ya están plasmadas en el acuerdo de paz firmado en 2016 entre el Estado colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la que fuera la guerrilla más antigua de Latinoamérica. Estados Unidos ha donado más de un billón de dólares para implementarlo.

El mandatario señaló que esos dos puntos no han sido cumplidos a cabalidad hasta ahora y que planea implementaros. La reforma rural implica dar al menos tres millones de hectáreas de tierras fértiles a campesinos, lo que impactaría, según Petro, no sólo en la soberanía alimentaria, también sería un “desestímulo a la producción de hoja de coca”.

Sin embargo, la financiación se torna en un problema, estima que se requieren entre 7 mil y 14 mil millones de dólares.

También busca reforzar el programa de sustitución de cultivos ilícitos, con el que se financian proyectos productivos de campesinos que abandonan la siembra de la hoja de coca y la cambian por la agricultura legal.

Petro aseguró que aún es un tema de conversación con Estados Unidos el incremento de la capacidad de interdicción marítima y aérea y el aumento de la capacidad de inteligencia para capturar los dueños del narco que habitan no en las zonas remotas de Colombia, sino en las grandes ciudades como Bogotá, Medellín, Miami y Nueva York.

“Quizá no portan un fusil, quizá han estado en estos salones del palacio (presidencial) de Nariño, en el conjunto del poder político”, explicó.

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