La Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA por sus siglas en inglés) advierte que en México las Fuerzas Armadas podrían tomar el control del Gobierno Federal sin la necesidad de un golpe militar debido al peso que ejercen dentro y fuera del ámbito de la seguridad.

En México militarizado: la guerra se perdió, pero la paz no llega, Stephanie Brewer, directora para México y Derechos de Migrantes de WOLA, analiza la creciente influencia de las Fuerzas Armadas bajo la Presidencia de Andrés Manuel López Obrador.

“Con la seguridad en manos militares, y con las fuerzas armadas como ejecutoras de componentes importantes del proyecto de Gobierno, es dable cuestionar qué margen de poder conserva el gobierno civil frente al estamento militar”, señala.

Brewer recuerda que López Obrador llegó al poder en 2018 con el compromiso de transformar la fallida estrategia de seguridad de los dos gobiernos anteriores, que estuvo basada en gran medida en el despliegue de las Fuerzas Armadas.

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Sin embargo, apunta, el mandatario mexicano ha profundizado la militarización en la seguridad y la ha llevado a otros aspectos de la vida del país.

Este 2021 se cumplirán dos años de la Ley que creó la Guardia Nacional, un cuerpo de seguridad supuestamente civil, dependiente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), que en realidad opera bajo la coordinación de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

“La mayoría de los alrededor de 100 mil integrantes de la Guardia Nacional son militares, su despliegue territorial se realiza desde cuarteles y su comandante es un general”, critica Brewer.

Aunque como candidato López Obrador dio razones para creer que quitaría protagonismo a las Fuerzas Armadas en la estrategia de seguridad, como presidente de México consolidó su papel y les asignó otra gama de funciones.

Ahora, la Secretaría de Marina Armada de México (Semar) tiene el control y administración de los puertos del país mientras que junto a la Sedena asume el control de las aduanas.

La Sedena también tiene a su cargo obras prioritarias como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), el Tren Maya y las sucursales del Banco del Bienestar.

La Semar, por su parte, será garante del Corredor Transístmico.

La directora para México y Derechos de Migrantes de WOLA defiende que en cualquier país de América Latina la acumulación por las Fuerzas Armadas de funciones civiles “prende alertas”.

Expone que aunque México no ha sufrido ningún golpe militar “el peso de las Fuerzas Armadas dentro y fuera del ámbito de la seguridad puede significar que no hace falta un golpe de Estado para que las instituciones militares ejerzan niveles de poder que, sin constituir un gobierno militar, tampoco hablan de una institucionalidad democrática saludable”.

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